Vilarasau, Mas o Fainé, historias de ayer y hoy

Desde hace años, Artur Mas mira a La Caixa con displicencia, incluso con conmiseración. Desconozco si en sus tiempos de director de expansión de la peletera Tipel, a las órdenes de la familia Prenafeta, tuvo algún problema crediticio con la entidad financiera catalana. Como tampoco nadie se sabe si alguna vez le cobró alguna comisión de más o le denegó un préstamo…

Los hechos son tozudos. Josep Vilarasau, quien fuera presidente de la entidad en su etapa de mayor esplendor (entendida en términos de expansión y conformación de su grupo industrial), ha publicado sus memorias. En la promoción del libro se ha referido a la etapa en la que Mas era Conseller de Economia de la Generalitat. Fue entonces que el actual presidente preparó una ley que precipitó la jubilación de Vilarasau, ayudado por Rato desde Madrid.

Aquél fue el pulso mayor que un político convergente le ha echado a La Caixa desde el restablecimiento de las instituciones propias. Jordi Pujol, de cuyo caché político nadie duda hoy, rendía pleitesía a Vilarasau. El banquero, por contra, jamás le dejó adentrarse en la cocina de la caja de ahorros amparándose en la nefasta experiencia bancaria del político con su histórica Banca Catalana.

Pujol le pedía por favor a La Caixa que arreglase el desaguisado que su empresario modelo había creado con Tibigardens. Y Vilarasau y su equipo de cabecera (Isidro Fainé, Antonio Brufau y Rosa Cullell) conspiraban, pero cedían después de dejarse querer y hacerse valorar.

Mas quiso acabar de un plumazo con aquella relación de subordinación. Fue cuando Vilarasau le propuso cambiar la ley para tener dos directores generales en igualdad de condiciones y así mantener la competencia entre ambos. Pero la conspiración de Brufau y Fainé, que se disputaban la máxima capacidad ejecutiva (el puesto, en definitiva), hizo que Mas se negara a cambiar la ley y que Vilarasau le puentease y le pidiera a Pujol el cambio legislativo. El entonces presidente intentó convencer a Mas de que negociase con la caja, pero éste lanzó un órdago: si cambiaba la ley, él dimitía. No aceptaba el poderío supremo de La Caixa en el dibujo político de la Catalunya que el soñaba ya desde aquel cargo.

El resultado es de sobras conocido. No sólo no se cambió la ley en el sentido que Vilarasau pretendía, sino que la modificación derivó en su retirada súbita, un daño colateral con el que no contaba el entonces presidente de La Caixa.

Les relato un precedente que bien pudiera estar sobre la mesa ante las presiones que la entidad de ahorro y su entorno empresarial ejercen sobre Mas para que baje el diapasón de las proclamas secesionistas. En los últimos días, el president ha dado respuestas que apuntan en la línea de mantener el pulso con el poder financiero, con Fainé. Se manifiesta así a pesar de la enorme dependencia de las finanzas públicas de la Generalitat, de las privadas de su partido y de las múltiples ayudas que el grupo bancario ejerce en las privatizaciones y otros grandes negocios en los que la catalanidad quiere ser preservada desde el Ejecutivo autonómico.

A Fainé y a Mas les unía hasta hace poco que son personas de orden. Pero en la Diagonal tienen dudas razonables de que el candidato de CiU mantenga su perfil intacto a la vista de la nueva situación política. Las pruebas: sus manifestaciones públicas (ambiguas, pero en las que reafirma que está por encima de las presiones económicas), lo que está sucediendo con la privatización de ATLL, los túneles de la Generalitat…

Todos tienen en la mente lo acontecido con Vilarasau. Es lo que hay hoy, veremos qué pasa mañana.

TRATAMIENTO DE CHOQUE SEMANAL

Supositorio matinal > La venta de ATLL es un rosario de despropósitos políticos. Hasta el punto de que un conseller, Lluís Recoder, se ha declarado en rebeldía ante Mas. Recoder quiere adjudicar al consorcio Acciona-Rodés-Torreblanca frente al oponente Agbar (junto a un grupo de empresas de aguas de Catalunya). El cristo que se montó en una reunión de partido fue mayúsculo. Recoder defiende que la oferta de sus patrocinados es mejor en términos económicos. Quienes se oponen dicen que la oferta de Acciona es temeraria y que el concurso ha sido preparado a su medida. La polémica ya no es empresarial, la política se ha adueñado del asunto.

Supositorio nocturno > Enorme revuelo el provocado por la revelación que Economía Digital ha hecho esta semana de la morfología de la nueva estructura de los embotelladores de Coca-Cola en España. La empresa resultante de la fusión de los distribuidores españoles, en la que la familia Daurella poseerá la mayoría, tendrá sede social en Madrid. Pagará sus impuestos allí. No hay nada que decir sobre la estructura decidida, que gobernará el conjunto de la Península Ibérica. Incluso tiene cierta lógica. La única disonancia procede de los discursos que se hacen en el entorno familiar de los propietarios. A Carles Vilarrubí, el marido de la presidenta Sol Daurella, le está obligando a dar más explicaciones de las que desease.