¡Vergüenza, Quim Torra!
Cuando se cobran casi 150.000 euros anuales por ocupar la primera magistratura de Cataluña, se debe estar donde toca estar
Cataluña lleva diez años parada, política y económicamente, ante un precipicio llamado independencia. Parada y con la marcha puesta hacia atrás. Ni Barcelona es capital financiera como lo fuese un año atrás, ni la nacionalidad que encabeza atrae inversión internacional.
Todo lo contrario: el processus que se inventó Artur Mas y la república inexistente que proclamara Carles Puigdemont ha expulsado a unas 3.000 empresas por la inseguridad jurídica y la permanente revuelta política que vive el país. El cosmopolitismo se ha ido al carajo y el provincianismo ha llegado para sustituirlo.
Detrás de la reunión del corredor Mediterráneo debería haber estado Fomento del Trabajo Nacional
Siendo y estando las cosas así, no es de extrañar que Valencia, seguida por Murcia y sus empresarios, haya acabado organizando en Barcelona un acto importante en favor del corredor Mediterráneo.
Debía haberlo hecho Fomento del Trabajo, la patronal catalana por excelencia, pero si antes estuvo en vergonzoso postureo con los independentistas, ahora está con sus nada ejemplares líos internos.
Pudo haberla sustituido el Consejo de Cámaras de Comercio de Cataluña, pero ¿qué son hoy, todas ellas, incluida la de Barcelona, que meros títeres de quienes escriben en el Diario Oficial de la Generalitat?
La reivindicación del corredor Mediterráneo es necesaria para toda España
Para empezar tienen su mandato prorrogado y para terminar no tienen otra salida que ser órganos asexuados del gobierno autonómico de turno. Cuando uno pregunta si hay alguien ahí, entre las patronales y las cámaras, lo único que se escucha es el silencio.
La Confederación Patronal Valenciana está llevando el peso de una reivindicación absolutamente necesaria para toda España y no tan sólo para los territorios que dan al Mediterráneo.
Juan Roig (Mercadona) le da apoyo y con él los más importantes empresarios de la Comunidad Valenciana. Saben de qué va el asunto y cuán importante es para el PIB de España entera.
Murcia hace lo propio. Pero Cataluña, disculpen, ni está ni se la espera.
La prueba del nueve fue el acto celebrado en Barcelona en la pasada semana, organizado por valencianos y murcianos, que tuvieron la amabilidad de cursar invitaciones al empresariado catalán porque, como dijo Kissinger respecto de Europa, no saben a qué teléfono llamar.
La principal necesidad, el corredor Mediterráneo
Para Barcelona se fueron los presidentes Ximo Puig y Fernando López Miras, y de Barcelona se ausentó el vicario de Puigdemont, un tal Quim Torra, para homenajear personalmente en persona, como diría el entrañable Catarella de la serie El comisario Montalbano, a los profesores acusados de señalar a hijos de guardias civiles tras el nefasto 1-O del pasado año.
Cierto que envió a uno de sus colaboradores, Damià Calvet, buena persona, pero tan cierto como que se ausentó del evento por no soportar al ministro José Luis Ábalos (PSOE), llamado “el decisivo”, ya que sin su departamento no hay corredor.
Cuando se cobran 146.926 euros anuales por ocupar la primera magistratura de Cataluña, aunque sea como substituto del “presidente legítimo”, según dice y hace el insultador oficial de los españoles, se debe estar donde toca estar: en la sala que acogió a unos 1.500 empresarios y altos ejecutivos que educadamente pedían invertir en el corredor del Mediterráneo.
Los presidentes Puig y López Miras afearon la conducta del “okupa” del Palau de la Generalitat. Pero Torra no está por este tipo de labor.
Lo suyo es predicar en favor de la “desobediencia civil”, cuestionar la actuación de los Mossos d’Esquadra –impecable- cuando actúan para evitar confrontación guerrera en la calle y agradecer a los temibles CDR que “aprieten” tras apoyar sus actos de boicot conmemorativos del 1-O.
El psiquiátrico en que se ha convertido Cataluña sigue alojando a locos.