La mala educación de la Universidad de Barcelona

El sumiso y débil rector de la Universidad de Barcelona firma una adhesión que rechazaron previamente otras universidades. Decide navegar en este mar proceloso

El consejo de gobierno de la Universidad de Barcelona, que preside el acomodaticio rector Joan Elias Garcia, aprobó sumarse a todos los actos a favor del referéndum del 1 de octubre, dando así cumplida satisfacción a los requerimientos y presiones de la Generalitat de Cataluña y el movimiento soberanista en general.

Esta adhesión a una propuesta que aún no se basa en una convocatoria oficial de ninguna institución catalana –la anunciada ley del referéndum sólo ha sido eso: anunciada-,  y que sólo respalda una exigua mayoría del Parlament -72 diputados frente a 63- supone un error mayúsculo de sus rectores, que les desacredita ante una buena parte de la sociedad. Y por varios motivos:

En primer lugar, porque ese apoyo a una propuesta hoy por hoy puramente partidista es por completo ajena a las funciones del órgano que gobierna y que son, según consta en su propia web, “establecer las líneas estratégicas y programáticas de la universidad, así como las directrices y los procedimientos para aplicarlas, en los ámbitos de organización de las enseñanzas y la docencia, de la investigación, de los recursos humanos y económicos y de elaboración de los presupuestos”.

En segundo lugar, porque esa solidaridad, no sé si inquebrantable, con un planteamiento que el Tribunal Constitucional ha calificado repetidamente de ilegítimo la sitúa en un terreno al margen de la institucionalidad que debe presidir sus actuaciones. Me pregunto qué enseñarán hoy los profesores de derecho constitucional y si repasaran los contenidos de sus clases para dar cabida a la falsaria teoría de las dos legitimidades.

¿Qué enseñarán hoy los profesores de derecho constitucional de la UB? ¿Darán cabida a la falsaria teoría de las dos legitimidades?

Y, en tercer lugar, porque puede ser un botón de muestra de la degradación y falta de autoridad en que se mueven una buena parte de los órganos de gobierno de las instituciones académicas españolas, sometidos a sistemas de cuotas en los que los votos de estudiantes, trabajadores, profesores… se mezclan con un resultado políticamente correcto y socialmente inútil.

El débil Elías

En ese mar proceloso ha decidido navegar el sumiso y débil Elías y los que le presionaron y jalearon para que firmara una adhesión que habían rechazado previamente por ser ajena a sus funciones la Universidad de Lleida, el Colegio de Abogados, la Universitat Ramon Llull… con argumentos tan simples como que “la universidad, institucionalmente hablando… debe estar al servicio de lo que la sociedad decida”.

Y la sociedad es evidente que no ha decidido.

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