Unió se desmorona, pero ¿quién ocupa el centro catalanista?
Elecciones generales en junio. Los dirigentes de los partidos de ámbito estatal no han sabido llegar a acuerdos para constituir un nuevo gobierno. La formación de ese ejecutivo no llegará, por lo menos, hasta el mes de octubre. Y enlazará, en la práctica, con una larga pre-campaña en Cataluña, donde el gobierno de Carles Puigdemont tiene dos problemas: cumplir lo acordado, con una hoja de ruta soberanista marcada a lo largo de 18 meses, y tratar de gobernar el día a día con la CUP, lo que parece imposible, a pesar del voluntarismo oficial.
La política catalana, aunque se haya dotado de ese plan independentista, no puede dar un paso sin tener un interlocutor en Madrid. La dirección de Convergència es consciente de ello. Por eso, Francesc Homs ha intentado un acuerdo en el último momento con el PSOE y Podemos que no ha resultado. El hecho es que los partidos catalanes necesitan compañeros de viaje, partidos con los que establecer alianzas en España, conscientes de que nada se podrá hacer sin fórmulas pactadas, ni un nuevo modelo de financiación, ni un referéndum de autodeterminación.
Llegados a esa conclusión, lo que tenemos es que uno de los partidos históricos, Unió Democràtica, se desmorona por la propia pérdida de energias. Unió, con Josep Antoni Duran Lleida, se presentó en las elecciones del 20 de diciembre y no obtuvo representación. Tampoco lo consiguió en el Parlament meses antes, el 27 de septiembre, aunque logró algo menos de 100.000 votos. Ahora, el secretario general del comité de gobierno de Unió, Ramon Espadaler, candidato en septiembre, ha asegurado que el partido debería acometer un nuevo intento y presentarse en las elecciones de junio, pero que será el conjunto de la dirección quien deba tomar una decisión.
La propuesta coincide con la dimisión del eurodiputado de Unió, Francesc Gambús, y las presiones de Convergència para que Unió pague parte de la deuda conjunta de los dos partidos. Espadaler señala, en una carta a la militancia, que ahora todos cargan contra Unió, «porque son muchos los frutos que podemos ofrecer». Y es que está en juego, como incide Espadaler, «un centro catalanista con un alma social comprometida y con clara voluntad transformadora de una realidad que, ni desde la perspectiva nacional, ni desde la perspectiva económica y social, nos complace».
Ese es el punto. El espacio político existe. La sociedad catalana ha cambiado en los últimos años, pero sigue receptiva a las trasformaciones del mapa político que se puedan dar, y a los necesarios resortes que se muevan, también, en la política española.
Unió sabe que ese espacio no lo ocupa nadie, que Convergència trata de refundarse con la idea de ser un gran partido soberanista, que no es otra cosa que un eufemismo para no decir independentista, con la esperanza de que sea una especie de CDC pujoliana del siglo XXI, y que se dejará un gran boquete que puede ser aprovechado. Pero Unió también sabe que como partido no lo podrá aprovechar, que necesita el concurso de otras fuerzas, o participar en un proyecto nuevo, que se podría estar larvando en el seno de la sociedad catalana.
Esa reflexión, pero para el conjunto de España, es la que se ha vivido en Ciudadanos en los dos últimos años. De ser un partido centrado en cómo combatir el nacionalismo catalán, ha pasado a una fuerza política con aspiraciones de gobierno en España, con la convicción de que se deben establecer pactos transversales.
Economía Digital quiere reflejar ese debate, en un momento de gran transformación.
Y por ello ha coorganizado este jueves, con la editorial Debate, un encuentro para debatir la idea del centro político y apostar por los pactos transversales a partir del libro Alternativa naranja, de Iñaki Ellakuría y José Maria Albert de Paco. Será a las 19.00 horas, en la librería Bernat.