Una semana loca, loca

¡Qué semanita! Interesante, divertida, con intrigas, con desahogos… Lo ha tenido todo. O casi. Empezó con el registro y casi detención del todopoderoso Rodrigo Rato y termina con la pringada del cobro de comisiones de Federico Trillo y Martínez Pujalte. ¡Vaya, otros dos de Génova!

¿Qué pasa aquí, no está nadie limpio? Habrá que buscarlo con faroles. Pero Trillo… Hombre don Federico, cómo ese despiste de no justificar un cobro. Usted que lo sabe todo. Porque Trillo lo sabe todo del PP. O casi. Recordemos que coordinó la defensa del PP en el caso Gürtel. Y la ganó, de momento. Tanto sabe que prefirió irse. «Mariano, yo a Londres». Y a Londres se fue. Lejos de Génova. A salvo de cualquier enredo. Pero ya te vale, Federico, no tener justificante… ¡Qué semanita!

Hemos tenido de todo. Olvidos de justificantes y lapsus lingüísticos como el de Cospedal «hemos trabajado mucho para saquear a nuestro país». Segunda vez que Cospedal comete el mismo lapsus. Sospechoso. Traición del inconsciente. ¿O del subconsciente? Claro que también se llevó Las Hurdes a Andalucía. ¡Qué obsesión con Sevilla!, señora de Del Hierro.

Otro, Sánchez, le roba Machado a Sevilla y se lo regala a Soria. Además de obsequiar al Congreso con «miembros y miembras» socialistas. Y aunque este país es «la repera patatera» del sabelotodo Menéndez, aparece Soraya, la Vice, (¿dónde ha estado?) para imponer sensatez y admitir que el Gobierno hizo una «amnistía fiscal». ¡Toma ya, Montoro! Recógela. Y, claro, Montoro monta en su caballo Cólera con un cabreo de no me mires y se cierran todos los micrófonos. «Aquí no se ha perdonado a nadie». Perdone, señor Montoro. A usted le están perdonando el cargo. Y ya es perdonar.