Una realidad que nos exige microscopio
El rostro de este país no lo construye el Ibex, sino los ojos de cientos de miles de pequeños empresarios, lo que ahora se denomina microempresas
En numerosas ocasiones se olvida cuál es la realidad ed nuestro tejido empresarial o simplemente se atiende a aquellos con más capacidad de presión o llegada al poder. Las portadas de los medios de comunicación, como es natural, se centran en los grandes grupos, haciéndonos creer que sus realidades son las propias del empresariado español. Y aunque ellos son parte, nadie y menos el presidente Sánchez, puede olvidar que el rostro de este país no lo construye el Ibex, sino los ojos de cientos de miles de pequeños empresarios, esos que ahora se denominan titulares de microempresas. Lo cierto es que, tenemos cerca de dos millones de autónomos que operan como persona física, van a pecho descubierto, y por cierto, pecho que no soporta más golpes, y cerca de otros dos millones que lo hacen como sociedad, donde por cierto, cerca de quinientas mil dan negativo en el Impuesto de Sociedades. Es decir, ya estaban en pérdidas antes de esta crisis. Esta es la realidad de España, un tejido empresarial en el que cerca de tres millones de unidades productivas viven en una permanente situación de riesgo cuando no de debilidad.
Si nos ponemos a hablar de las partes más débiles no podemos dejar de mencionar al sector retail, el volcado en el comercio minorista. Que no es más que ese que abre cada día su reja y sueña con que aquel que pasa por delante se fije en su escaparate y decida entrar. No tiene otro sueño.
La experiencia china nos muestra su dificultad para recuperar parámetros precrisis, y nos anuncia que será el colectivo de recuperación más lenta; lo que viene a implicar, el mayor nivel de mortalidad. Por eso, consideramos que las medidas económicas deben profundizar más en un problema que no se ha abordado con la suficiente atención, el coste de los arrendamientos. Las medidas, hasta ahora adoptadas, parecen diseñadas para beneficiar a los gigantes inmobiliarios, a las socimis, a los que son los principales propietarios de los grandes centros comerciales españoles. La moratoria de cuatro meses, a repercutir en las siguientes veinticuatro mensualidades, aprobada para las grandes superficies, contrasta con la de dos meses (la fianza) a repercutir en las doce mensualidades venideras que se ha aprobado para los locales ajenos a estas superficies. Moratoria de cuatro meses para los alquileres más altos (centros comerciales), frente a la de dos para los más bajos (comercio). Es evidente que los grandes propietarios han peleado por defender a sus clientes, y que el ejército de pequeños arrendadores no ha encontrado su valedor. Lo triste es que algo tan evidente necesite de valedores.
«Las medidas, hasta ahora adoptadas, parecen diseñadas para beneficiar a los gigantes inmobiliarios, a las socimis»
Aun viendo positivas las medidas de generación de liquidez que está prestando el ICO y los ERTEs por causa mayor que gestiona el Ministerio de Trabajo, entendemos que estas serán insuficientes para hacer frente a la caída, nunca imaginada, de nuestro PIB. Por tanto, el objetivo debe ser reducir a la mínima expresión los costes de estructura de las unidades productivas españolas más débiles, y este no se alcanzará sino presentamos un nivel mayor de ambición. Por ello, y a nuestro juicio, y exclusivamente para el periodo de estado de alarma, debería haberse aprobado una quita, por parte de los arrendadores del 50%, y el otro 50% deducible en las cuotas a la Seguridad Social y/o en el Impuesto de Sociedades. Esta medida, innovadora en Europa, permitiría asegurar el futuro de millones de microempresas, y con ello, el futuro laboral de millones de españoles.