Una iniciativa singular

Hace pocos días, una institución catalana puso en marcha una iniciativa que ha conseguido titulares a la prensa estatal y entrevistas a televisiones de alcance español.

Si ya es difícil que una universidad acapare titulares, excepto cuando hay manifestaciones y cierres de estudiantes, todavía lo es más cuando la noticia es que intenta recaudar donaciones de particulares, a través del micromecenazgo. Sobre todo si tenemos en cuenta que sólo en España se pusieron en marcha más de un millón de iniciativas de micromececenazgo el año pasado. De las cuales, hay que decir, que un 65% no tuvo éxito.

¿Y por qué esto ha atraído tanto a los medios? ¿Por qué, entre los miles de campañas de crowdfunding actuales, ésta ha obtenido una proyección tan singular?

Yo creo que las causas las podríamos encontrar en una multiplicidad de factores que he intentado resumir en seis elementos que no son fáciles de conjugar. Veámoslos:

1. Loable destino los fondos. Es extraño pedir fondos para cubrir un déficit, pero todavía lo es más que te los den. Nunca se puede pedir dinero para reducir un déficit o para pagar la luz. Porque para que alguien te dé dinero para un proyecto, éste tiene que ser nuevo, fascinanante y alentador. En este caso, el dinero va destinado a restaurar libros del Fondo de Reserva de los siglos X al XIX, que se han echado a perder por el paso del tiempo, la humedad y los hongos.

2. Alineamiento con el interés del donante. A pesar de que el proyecto es único, hay más de 100.000 documentos por restaurar. Hay de historia como la crónica de Jaume I, o la conquista de Barcelona explicada por el lugarteniente del Duque de Berwick, hay farmacopeas, mapas del mediterráneo del S.XVI, incunables de Cervantes, biblias antiquísimas, varios ejemplares la Torah, libros de cocina, de ajedrez, de moda, etc… cosa que permite al posible donante ya sea farmacéutico, católico, judío o diseñador de moda, encontrar un documento que le sea de interés.

3. Importe adecuado a cada donante. La restauración de un libro puede ir desde los 400 hasta los 2.500 euros. Pero también hay donaciones para coapadrinar un libro a partir de 50 euros y se permiten las donaciones col•lectivas. Esto permite llegar a un amplio universo de posibles donantes y aprovechar el excedente del consumidor, sea cual sea su estatus económico o circunstancia personal.

4. Algunos donantes son quienes piden dinero. Quien pide tiene que ser una persona muy cercana al donante. En una presentación de la citada campaña, dos mujeres coapadrinaron un libro y al no llegar al total, llamaron a dos personas más para que las ayudaran a llegar al total porque si no, el libro no se podía restaurar. Y como los importes son relativamente pequeños y hay muchos copadrinos, cuanto más libros tenga un copadrino, más se extiende la red.

5. Inicio de campaña con éxito. Salir a media página sin haber recaudado ni un euro suena a fracaso anticipado. Si la campaña es un éxito, la presentación lo tiene que demostrar. En este caso, el día que se presentó la campaña públicamente, ya habían conseguido comprometer un 20% de los libros previstos para los próximos seis meses.

6. Dirección de la universidad alineada. No todos los rectores están dispuestos a salir a la televisión diciendo que quieren obtener dinero de fondos privados. A algunos les parece que se mercantiliza el conocimiento, a otros en cambio les parece que no es necesario y que el mando público volverá cuando pase la crisis. Pero la verdad es que hace falta arremangarse y con un mérito que no todo el mundo tiene en cuenta. Y es que, a diferencia otras instituciones a las que queremos emular, como Cambridge, Harvard, o la Universidad de California UCLA, cuando se optó por el proyecto, nadie avisó que era necesario hacer captación de fondos.

En resumen, una iniciativa singular, muy pensada y hasta hoy muy ejecutada, porque cumple muchos de los parámetros necesarios para obtener el apoyo de la gente.