Una epidemia de déficit de comprensión lectora
Como Artur Mas en su momento, el independentismo se niega a ver cómo la Comisión de Venecia rechaza el referéndum unilateral
“Artur Mas aún no sabe leer”. Bajo este título publiqué, a mediados de enero de 2016, un artículo en el que criticaba la vía política errática y errónea emprendida por Mas durante los últimos años. Apuntaba yo en aquel artículo que todo lo que le había sucedido hasta entonces al propio Mas, a CiU, a CDC e incluso a gran parte del nacionalismo catalán, se debía a no saber leer, “por empeñarse a confundir la realidad –escribía yo- con los deseos”.
Por desgracia los hechos sucedidos durante estos últimos 17 largos y convulsos meses en la política catalana no han hecho más que darme la razón. Me hubiese gustado mucho más equivocarme en mi apreciación de entonces en lugar de acertar en mi previsión. No obstante, no hay nada más tozudo e inconmovible que la pura y simple realidad, y lamentablemente la realidad nos demuestra que no solo Mas sigue aún sin saber leer sino que la práctica totalidad del nacionalismo catalán, embarcado ahora en el zozobrante y cada vez más desnortado buque del secesionismo, padece de forma colectiva un déficit de comprensión lectora tan preocupante como contagioso.
Artur Mas ya nos había demostrado con creces hasta qué punto padece personalmente este déficit de comprensión lectora. No fue capaz de interpretar ni leer de forma correcta los resultados de las últimas elecciones autonómicas, que fueron planteadas por él mismo a modo de plebiscito y que como tal fueron perdidas al no haber alcanzado el secesionismo la mayoría absoluta de votos ni tan siquiera sumando los de la CUP a los de Junts pel Sí.
Mas no fue capaz de interpretar los resultados de las últimas elecciones autonómicas
Aquel grave error político le costó al propio Mas la pérdida de la presidencia de la Generalitat, pero ya antes había costado a CiU, y luego a CDC, la pérdida de un buen número de escaños: en la actualidad CDC tiene menos de la mitad de diputados que CiU tenía en el parlamento de Cataluña hace tan solo seis años y, lo que sin duda alguna es mucho peor, todas las encuestas conocidas prevén nuevas y muy significativas pérdidas en futuras elecciones para lo que pueda quedar de la antigua CDC.
Existe ahora una muy contagiosa epidemia de déficit de comprensión lectora en casi todo el movimiento secesionista catalán, tal vez con la única excepción de la CUP, una formación política con unos objetivos a medio y a largo plazo que en nada coinciden con los de los dirigentes, militantes, simpatizantes y votantes de los partidos y grupos integrados en Junts pel sí.
Casi todo el movimiento secesionista catalán padece de un déficit de comprensión lectora
Esta contagiosa epidemia de déficit de comprensión lectora es evidente no sólo por parte de Mas o del Pdecat o exCDC; también por parte de ERC y de otros miembros de su coalición electoral, así como de algunos de los exponentes más cualificados de las principales entidades secesionistas e incluso de algunos de sus propagandistas mediáticos.
Para comprobarlo basta y sobra con escuchar o leer las barbaridades dichas y escritas sobre la carta de respuesta que la Comisión de Venecia ha enviado al actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Si no se trata de un gravísimo déficit de comprensión lectora, se trata de algo mucho más grave: un comportamiento cínico y desvergonzado, por completo faltado de ética, de quienes intentan perpetuar su engaño político al faltar a la verdad de modo consciente y deliberado.