Una encuesta reveladora

Podemos es un partido alejado de las bases a las que dice representar y tiene su caladero electoral en rentas altas, mientras Vox penetra en el cinturón rojo

En algo más de un mes he publicado, en este mismo medio, un par de artículos (“El 15-F” y “¿Hacia dónde se dirige Pablo Iglesias?”), a través de los cuales adelantaba dos hipótesis. Ambas hacían referencia a la probable base electoral respectiva de los extremos populistas de nuestro espacio político, UP (En Comú Podem, en versión catalana) y VOX.

Respecto al partido bajo la égida de Pablo Iglesias, me refería a su radicalismo pequeño burgués, absolutamente ajeno a las preocupaciones básicas que tienen las clases populares españolas, hundidas en la vorágine de una crisis a la vez sanitaria y económica. Implícitamente, a que la pérdida de los votos de esos sectores, en los que en algún momento penetraron, podía llevar, en futuras elecciones, a UP a la irrelevancia o, incluso, al ostracismo. Y la que suponía base de clases medias de su electorado, ni la consideraba estable por su fidelidad; ni, por supuesto, la veía suficiente, para aspirar a tener un papel determinante en la política nacional o local.

En lo referente a VOX, y ya en el caso concreto de las elecciones catalanas, aventuraba su penetración en sectores populares, gracias a la demagogia con que las huestes de Abascal enfocan el problema de la inmigración, problema que se empecina en negar una supuesta izquierda de actitud buenista.

No tengo nada de oráculo, ni tampoco, por formación, de sociólogo. Mis hipótesis, de base empírica, giraban, por un lado, sobre la manera en la que la extrema derecha ha construido su clientela en otros países europeos, como Francia, donde el fenómeno de transformación de los “cinturones rojos” en feudo de aquellos, tiene ya algunas décadas. Por el otro, en la manera como valorarían familias azotadas por el coronavirus y sus consecuencias económicas, los énfasis podemitas en cosas como la ley trans o en la defensa de un rapero, personaje no sometido en absoluto a las privaciones de aquellas y, además, condenado por delincuente.

«Más de lo mismo»

Pues bien, transcurridas casi dos semanas de las elecciones catalanas, con el consiguiente alud de encuestas, sobre un trasfondo que parece decirnos “más de lo mismo”, me ha llamado especialmente la atención uno de dichos estudios de opinión. Se trata del publicado por el cotidiano El País sobre el porcentaje de votos alcanzado por todos los partidos catalanes que han obtenido diputados en el parlamento catalán, por secciones censales de renta baja, renta media-baja, renta media-alta y alta.

Veamos. Por lo que hace a las rentas bajas es VOX el que queda en cabeza, con el 25%, seguido por el PSC (23%). Lo que destaca también en VOX es que el 100% se reparte en cuatro porciones alícuotas de 25%, para cada uno de los segmentos socio-económicos. Resumiendo, penetración equivalente en todos los sectores sociales. Contrariamente, la marca podemita en Cataluña, En Comú Podem (ECP), solo obtiene un 18% de sus votos entre el electorado de renta más baja, lo que lo coloca por detrás no solo de VOX y PSC, sino también del PP (19%) y Cs (21%).

Solo los partidos del bloque independentista, incluida la “izquierdosa” CUP, obtuvieron resultados peores en dicho segmento. No obstante, sí que hay algo en lo que coinciden ECP y CUP: que ambos tuvieron su principal granero de votos entre los censados de renta media-alta y alta: 59% y 63%, respectivamente. La revolución en marcha. ERC empata con el 59% y Pdecat y JxCat rebasan ampliamente todos esos porcentajes, cosa esperable.

Sí que hay algo en lo que coinciden ECP y CUP: que ambos tuvieron su principal granero de votos entre los censados de renta media-alta y alta

La verdad es que no estoy en realidad contento de la confirmación de, digamos, mis hipótesis. Preferiría haberme equivocado. Pero la realidad es muy tozuda y aflora, especialmente por lo que hace a los tres grupos populistas, el derecha, VOX, y los de “izquierdas”, podemitas y CUP. La ultraderecha ha demostrado un poder de penetración totalmente interclasista, fruto sin duda de matizar su demagogia, inmigración e inseguridad, en función de a quién va dirigida.

Lo que queda de la izquierda debería empezar a dejar de imitar a UP y hacerse a la idea que reconocer que la inmigración crea confrontación cultural, y por lo tanto problemas, mayoritariamente en los barrios populares. Esto no es adoptar posiciones xenófobas, sino sacar la cabeza de debajo de ala. De no ser así, me temo que ese 25% de votantes de rentas bajas, podría aumentar de forma preocupante. Por lo que hace a las “izquierdas” populistas, queda claro que sus consignas radicales de boquilla, calan mayoritariamente en los que tienen resuelto el día a día.

Encuestas como la que me ocupa deberían vacunar a los socialistas catalanes contra cualquier veleidad de reeditar el tripartito. Es muy probable que el aparato del PSC siga empecinado en identificar el populismo de ECP y el independentismo “gradualista” de ERC como de izquierdas, pero el electorado no parece pensar lo mismo.

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Profesor emérito de la Universidad de Barcelona y autor de "Rafael del Riego y su momento histórico" (El Viejo Topo) de próxima aparición
Adrià Casinos
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