«Un plus político…» y un ‘país petit’…
Presenta el máximo responsable de las finanzas catalanas el presupuesto de 2015 y dice el consejero que el suyo es un presupuesto con un «plus político». Andreu Mas-Colell no es santo de la devoción de quienes pensamos que la altivez intelectual es un reducto de los inseguros en lo personal y en lo mundano. Pese a ello, repasé las razones por las que esgrimía el supuesto valor añadido político de las cuentas públicas de la Generalitat para el año que viene.
Resulta que se ha incorporado una partida de 2.500 millones de euros de unas supuestas transferencias que se reclaman a la Administración Central del Estado en virtud de supuestos derechos y acuerdos anteriores, pero sobre los que no parece que exista ningún reflejo en los presupuestos de quien ha de pagar. Es tanto como decir: Cataluña ingresará 2.500 millones de los que, a día de hoy, no existe una garantía de cobro.
Las cuentas del 2015 cuentan con recibir 2.500 millones que quien paga no ha prometido
Ahí radica el llamado «plus político»: se contabiliza como recaudación algo que en virtud de las reivindicaciones del Govern de Artur Mas se considera lícito recibir, aunque no se tenga ni pactado ni acordado. Y todo parece apuntar a que gracias a esos 2.500 millones ficticios se pretende recuperar la crítica paga extra de los funcionarios de la Generalitat y darle la vuelta a algún que otro ajuste llevado a cabo en los últimos años. No hay, por tanto, ninguna garantía (y así lo ha semi-explicado Mas-Colell en una radio amiga) de que los funcionarios que dependen de Mas puedan percibir la paga extraordinaria que se les redujo si no paga Madrid.
El núcleo del «plus político» es, por tanto y como cabía esperar, echar más leña contra Madrid. ¡Acabáramos!
El presupuesto de cualquier administración pública es la mayor obra política de cada año. Allí se ven y se practican las verdaderas políticas. Se nota si un gobierno cualquiera pone el acento en unas u otras políticas económicas, sociales o de cualquier otro signo. También deja ver si es austero o derrochador, hacia dónde orienta la inversión e, incluso, cuál es su política en materia de función pública; en román paladino, cómo resuelve sus temas de personal.
En un presupuesto es donde, de verdad, se hace política: sanitaria, educativa, industrial, de empleo…
Al escuchar al consejero esa frase del «plus político» pensé que, en efecto, en sus presupuestos para el 2015 habría alguna de estas últimas sorpresas y que, pese al corsé de las finanzas públicas, había conseguido unas mejoras en la sanidad o en la educación catalana que orientaban la obra y la acción de su gobierno a políticas novedosas, innovadoras, creativas, sociales… Sí, los presupuestos son muy políticos y allí radica la verdadera esencia ideológica de un gobierno. Allí, es obvio, es dónde resulta posible incentivar y mostrar la filosofía de unos gobernantes.
Pero resulta que no, que en la Rambla de Catalunya barcelonesa, en el despacho de Mas-Colell, un «plus político» significa un nuevo pulso a Madrid. Y que en la prensa catalana en general se ha interiorizado ese juego de palabras del consejero de Economía y Finanzas como una especie de verdad revelada, indiscutible y digna de ser trasmitida sin interpretación. Incluso pese al revés monumental que el Supremo le acaba de propinar con el tema de ATLL y sus consecuencias sobre el déficit público. En fin, sí, el meu país és molt petit…