Un pegasus que no moviliza la calle
La conclusión es muy clara: el independentismo proactivo está moribundo y cansado
Se da por hecho que Pegasus ha espiado a algunos líderes independentistas. Se da por hecho que como Pegasus es un software que solo pueden contratar los estados es el Estado de España, por supuesto, quien ha espiado a esos líderes.
Con algo tan gordo en el titular es de extrañar que no haya manifestaciones en las calles, ni se esté tomando el aeropuerto de Barcelona. La conclusión es muy clara: el independentismo proactivo está moribundo y cansado.
Profundizar sobre este tema tiene muchas espacios negros. Me refiero a una reinterpretación de los hechos que no deja de ser la esencia de cualquier información.
Por ejemplo, se sabe que el software que permite entrar hasta las entrañas de tu móvil fue desarrollado por la empresa NSO en 2019. No significa que antes Pegasus no pudiera espiar.
Podía. Y de hecho España lo adquirió en 2012. Me refiero a la destreza de este sistema informático de meterse en un teléfono como si se metiera en tu cama.
Sin embargo, algunos líderes independentistas y sus organizaciones afines, llámense Òmnium y la ANC, ya han intentado trasladar estos espionajes a la época de la no/consulta. Pues no. Fue a partir de 2019 y no antes.
Porque es cierto que, si se espió de forma deliberada a alguien sin un mandato judicial, la cosa es fea y debe ser investigada.
Es el error de la exageración. Porque es cierto que, si se espió de forma deliberada a alguien sin un mandato judicial, la cosa es fea y debe ser investigada.
Pero cada cosa en su punto. Cada cuestión en su apartado.
De no ser así se ofrece ese totum revolutum al que los líderes independentistas nos tienen acostumbrados, gracias al que han podido reconstruir la realidad en muchas ocasiones. Y ni el independentismo es capaz en este momento de movilizar la calle, como tampoco de encontrar estados de unidad como los de antaño para reformularse en esta época de despiste.
Se observó muy claramente en la comparecencia que organizaron en Bruselas Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y compañía. Mientras el primero optó por romper con el Gobierno de Pedro Sánchez, olvidarse de la mesa de negociación y reiniciar las rutinas de aquellos tiempos pasados, Junqueras se opuso a dejar de hablar con nadie, aunque sí poner en el congelador cualquier tipo de línea de diálogo.
En la misma línea se mostró el president Aragonès cuando se presentó en la galería gótica de la Generalitat con todo su Gobierno para congelar (utilizó el mismo verbo) cualquier tipo de contacto con Pedro Sánchez. Pero su tono, en todo momento, intentaba huir de la aspereza.
¿Este Govern ha roto con Pedro Sánchez? La respuesta tiene dos derivadas.
En la estrategia del nuevo independentismo está ganando la batalla Esquerra
La pública y la privada. Tiene más morbo la privada, aquella que Pere Aragonès no está dispuesto a explicar en público.
La respuesta la marcan los objetivos. En la estrategia del nuevo independentismo está ganando la batalla Esquerra.
JxCat lo sabe y no da con la claves para asumirlo. Pero ERC, sí.
Cuando una empresa tiene claros sus objetivos poco importan los vaivenes que den las circunstancias del tiempo. El objetivo está claro.
Y su meta es permanecer en la presidencia de la Generalitat mucho tiempo. Y eso no pasa por intentar movilizar a nadie en las calles “que siempre serán nuestras”, sino por, poco a poco, gestionar.
Y ahora consideran que el mejor aliado para lograr ese objetivo es poner en un congelador bien grande la mesa del diálogo y esperar mejores tiempos. Esta bajada de temperatura a menos cero grados también le va bien a Pedro Sánchez más pendiente de sus viajes internacionales que de la cocina independentista.
Es un idea que vuela entre los que en algún momento se han sentado en esa literaria mesa de negociación.
Sin embargo, la parte pública es más delicada. Algo habrá qué hacer.
Es un idea que vuela entre los que en algún momento se han sentado en esa literaria mesa de negociación. Algo a cambio.
Un cargo, una reemplazo, un guiño, algo que demuestre que los votos de ERC en el Congreso presionan en algo. La idea está sobre la mesa, aunque la cabeza que será expuesta nadie la conoce.
Porque llegan días delicados para las mayorías parlamentarias a las que aspira el Gobierno. Esta semana el presidente Sánchez solicitará apoyo a sus propuestas en el conflicto de Ucrania.
Y ya veremos qué hará Gabriel Rufián, como adelantó el president en su última visita Madrid. Va de política exterior.
Aunque cuidado con dedicarse. No sería el primer presidente español que pierde el interior por culpa de sus viajes. Y el separatismo siempre está al acecho.