Un nuevo escenario político
Si empezamos a ver aberraciones políticas, como poner en peligro la recuperación económica o la unidad de España, no habrá periodo de cortesía para Sánchez
Tenemos nuevo presidente y nuevos ministros. Como creo que todas las personas que ostentan una nueva responsabilidad pública deben tener una oportunidad de demostrar su buen hacer, quiero desear al nuevo Gobierno lo mejor, ya que su devenir y sus decisiones marcarán nuestro día a día en los próximos meses. También le deseo al Partido Popular lo mejor en su congreso extraordinario, en el que elegirán a su nuevo presidente y próximo candidato a la presidencia del Gobierno. Ojalá acierten por el bien de su formación política y de este país, lo escribo de corazón.
Los noventa días de cortesía siempre se le deben dar a todos, o a casi todos. A los que no respetan nuestro sistema constitucional y cuyo libertinaje pretende aplastar nuestra libertad, como el gobierno del señor Torra en Cataluña, ni unas décimas de segundo. Si empezamos a ver demasiado pronto aberraciones políticas, o desatinos varios, como por ejemplo poner en peligro la recuperación económica, la creación de empleo o la unidad de España, entonces sí que él periodo de cortesía se diluiría, al igual que un azucarillo en un café.
Pero quiero destacar dos puntos de este nuevo Ejecutivo: la presencia mayoritaria de mujeres, lo cual me satisface, pues tengo por seguro que el futuro, en todos los ámbitos, son ellas; y el perfil técnico (y no político) de la mayoría de sus componentes, lo cual lo considero un acierto.
El PP tiene una posibilidad para regenerarse, para aplicar un ERE a todos sus cargos de las últimas décadas, y abrir un camino de unidad
Lo que destacaría del posible nuevo Partido Popular es su posibilidad de regeneración total, un ERE total a sus cargos públicos y orgánicos de las últimas décadas, para abrir un camino imprescindible de unidad reflejado en una lista única, evitando más fragmentaciones internas y externas.
Aun así, soy escéptico con el nuevo panorama político y, sobre todo, con mi provincia, Ourense. No estamos, ni de lejos, en la agenda de prioridades ni de unos, ni de otros. La falta de peso político provincial en el nuevo tablero nacional anuncia un panorama sombrío a corto y medio plazo. Es justo lo que necesitábamos para seguir hundiéndonos económicamente, socialmente y, sobre todo, demográficamente.
Nuestros pueblos se están vaciando de habitantes a una velocidad de vértigo. La mayoría de los núcleos de población de los 92 ayuntamientos de la provincia tienen menos de 5 habitantes y nuestra realidad económico-empresarial nos dice que nuestra columna vertebral está compuesta en su totalidad por autónomos y microempresas.
La permanente fuga de talento en los últimos años, sobre todo de nuestros jóvenes, nos pasará factura y no podremos pagarla. No tengo ninguna duda sobre ello.
En nuestro Ourense toca seguir luchando y peleando por un futuro que debe ser distinto a nuestro presente. Nos lo debemos a nosotros mismos y, sobre todo, a las generaciones venideras.