Un Madrid global y el nuevo Oriente Medio
Los primeros acuerdos de paz en Oriente Medio pueden significar el inicio de una alianza empresarial entre Israel y algunas potencias árabes en las que España tiene la oportunidad de desarrollar un papel protagonista
El 15 de septiembre de 2020 se firmó en los jardines de la Casa Blanca los primeros acuerdos de paz entre Israel y países árabes en décadas. Los llamados Acuerdos de Abraham implicaron en una primera ronda a Emiratos Árabes Unidos y Baréin. Luego vendría una segunda ronda con Marruecos y Sudán. Fue curioso ver los análisis aparecidos en la prensa generalista española tras la firma de los primeros acuerdos. Pareció haber un consenso en presentar aquel proceso como una serie de gestos inútiles de cara a la galería. Al fin y al cabo, Israel no compartía frontera directa con ningún país árabe implicado. No existía tampoco un historial de animosidad entre ellos. Es más, era un secreto a voces que Israel contaba con relaciones fluidas con Emiratos Árabes Unidos. Cuando se anunció el acuerdo, el periodista Henrique Cymerman, conocido por su trabajo como corresponsal en Israel para medios españoles, comparó el acontecimiento a dos amantes que por fin pueden dejarse ver en público. En realidad, los acuerdos de paz no eran un intento de cerrar una etapa de conflictividad de décadas, sino comenzar una nueva etapa en un “nuevo Oriente Medio”.
Durante el mandato del presidente Barack Obama los países aliados de Estados Unidos en Oriente Medio tuvieron dos estímulos importantes para entender que no iban a disfrutar de forma incondicional e indefinida con el paraguas de seguridad de Washington. Primero fue el anuncio del presidente Obama durante la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, celebrado en noviembre de 2011 en su Hawái natal, de que Estados Unidos debía dejar atrás los asuntos de seguridad de Europa y Oriente Medio para “pivotar” su atención al continente asiático. La segunda fue la firma el 14 de julio de 2015 del acuerdo nuclear con irán, el llamado Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por sus siglas en inglés). El acuerdo no dejó en nada satisfechos a Israel y las monarquías árabes del Consejo de Cooperación del Golfo. Ahí nació la idea de que los aliados de Estados Unidos en la región debían empezar a superar sus diferencias para enfrentar conjuntamente a Irán sin contar con Washington. Pero los Acuerdos de Abraham, en el caso de Israel y Emiratos Árabes Unidos, abrían la puerta a una nueva era de cooperación más allá de la geoestrategia.
Emiratos Árabes Unidos tiene la particularidad de ser una petromonarquía árabe donde el 70% de la economía no depende de los hidrocarburos, tras décadas de políticas de diversificación. La lista de iniciativas empresariales emiratíes en campos como la defensa, biotecnología, software y energías renovables se solapan con iniciativas parecidas en Israel. Un hecho que evidentemente no fue pasado por alto por los sectores empresariales de ambos países. Al poco tiempo de anunciar el presidente Donald Trump el 13 de agosto en Twitter la futura firma del acuerdo empezó los acuerdos entre empresas e instituciones de ambos países.
Dos empresarios españoles, Borjá Gervás y David Hatchwell, plantearon una idea ambiciosa. ¿Podría ser Madrid un vértice más en un triángulo de iniciativas empresariales que conecten la capital de España con Israel y Emiratos Árabes Unidos? Así nació el evento Madrid and the New Middle East que tuvo lugar el pasado lunes día 20 de junio. La idea parece en principio aventurada. Por un lado, tenemos a Israel, país celebre por ser la “start-up nation”. Por otro lado, tenemos a Emiratos Árabes Unidos y sus numerosas iniciativas ambiciosas, respaldadas por poderosos fondos soberanos. Madrid por su parte se presenta como la locomotora económica de España y una puerta a Latinoamérica. Las autoridades presentes (por allí pasaron Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís) destacaron la calidad de vida y la apertura de Madrid al recién llegado. Podemos pensar que hace falta algo más.
El éxito de la primera edición garantiza una segunda
De lo dicho por los ponentes de los distintos paneles podemos rescatar algunas ideas esperanzadoras. Siendo tres países tan dispares, en el fondo españoles, israelíes y emiratíes comparten una forma de vivir que les hace más afines entre ellos que con anglosajones y nórdicos. Esto es relevante porque si ese triángulo empresarial tiene éxito será porque entorno a él se creen relaciones de confianza que impliquen a la sociedad civil e instituciones académicas, científicas, culturales, etc. Otra idea esperanzadora es que por muy potentes que nos parezcan los ecosistemas empresariales de Israel y Emiratos Árabes Unidos, en ambos países son conscientes de que sus mercados internos son pequeños, ya que ambos países cuentan con menos de diez millones de habitantes. Así sus empresas entienden que tienen que buscar socios y mercados fuera. Por último, existen campos donde los tres países pueden compartir retos e iniciativas, como la lucha contra la desertización, procesamiento de agua y la seguridad alimentaria.
Es pronto para ver el éxito de la iniciativa Madrid and the New Middle East, pero antes de que se terminara ya se hablaba de la segunda edición en junio de 2023 que será más ambiciosa. Se habló de invitar a muchos más países, transcendiendo los límites de Oriente Medio: Marruecos, Egipto, Sudán, Omán e Indonesia. Y los más optimistas hablaron de la esperanza de ver en una próxima edición a israelíes y saudíes hablando de negocios.