Un imperio celeste y comercial

Aquel imperio celeste fuera del cual solo había barbarie se afirma aún más como potencia económica y comercial en esta segunda década del siglo XXI. El timing simbólico chino tiene vértigos de crecimiento inmenso y de astucia confuciana.

La virtualidad escenográfica de la cima de la APEC ha sido espectacular, como un remake de la inauguración de los Juegos Olímpicos. Y, casi al mismo tiempo, las ventas de Alibaba –la inmensa plataforma china de comercio on line— se han disparado hasta comerciar en un solo día por valor de 7.500 millones de euros.

El ajetreo en el Foro del Cooperación Económica Asia-Pacífico –APEC– ha sido como el segundo capítulo de un despliegue chino por ahora imparable. Ahí estaban Obama y Putin. Por cierto que algunos cronistas han contado que los chinos se indignaron al ver a Obama mascando chicle en uno de los fastuosos actos protocolarios. Después de las matanzas de Mao y de la abertura económica de Den Xiao Ping, China suma innovación y tradiciones. No hay que mascar chicle en una gran ceremonia.

Los acuerdos comerciales firmados en la reunión de de la APEC son la sustancia de una nueva diplomacia. Pekín, principal apoyo del régimen genocida de Corea del norte, no ha tenido problemas en hacer tratos con Corea del Sur, por ejemplo. Incluso se han dado la mano los líderes chino y japonés, grandes rivales de la zona, en proceso de rearme.

 
Para la Unión Europea no es momento para muchos remilgos a la hora de un acuerdo trasatlántico
 

Pues ahí está Alibaba, encabezando el ranking mundial del comercio digital. Con una clientela habitual de 500 millones, el comercio chino on line supera en unos más de 150 millones el de los Estados Unidos. Por una parte, las transacciones on line rompen fronteras y por otra, las sesiones de la APEC demuestran que o estás en una gran área comercial o no eres nadie. Es algo para tener cuenta ante panoramas ambiguos de integración o desintegración.

A juzgar por el volumen de actividad más allá del protocolo, la APEC configura ya una de las zonas comerciales más potentes del mundo. Y ahí está, en plan de negociación bizantina, el proyecto de acuerdo de libre comercio trasatlántico. Entre líneas, afecta a la sustancia de ese probable acuerdo el desplazamiento económico de los Estados Unidos hacia el Océano Pacífico. Cabe pensar que para la Unión Europea no es momento para muchos remilgos a la hora de un acuerdo trasatlántico. La realidad se desplaza a gran velocidad.

Según gente tan seria como los editorialistas de Le Temps suizo, Asia coge ventaja, entre otras cosas porque Washington prefiere tener seguros los acuerdos en el Pacífico antes de redondear el asunto atlántico. Al mismo tiempo, Le temps teme que la Organización Mundial del Comercio –no por casualidad, con sede en Ginebra– esté perdiendo fuelle. Mientras tanto, los negocios de la plataforma china Alibaba van viento en popa, en fracciones de segundo. El líder chino, Xi Ping ya es uno de los grandes de un mundo global drásticamente transformado por las transacciones en Internet.