Un iceberg en el barco a Ítaca

Sinceramente, algunos hace meses que denunciamos la travesía infernal hacia Ítaca. Un barco ahora a la deriva. Demasiado cargado de números inflados —como las manifestaciones o la vía–, de pequeños sectores que se apropiaban de las palabras como una gran famiglia, de grupos de comunicación públicos que prostituían sus noticias con sesgos propios de otros sistemas o un sinfín de aberraciones a los ojos de cualquier observador más o menos neutral. Y ahora, como estoque, un Molt Honorable que parece poco Honorable.

Tampoco es necesario ser un genio para ver que un barco capitaneado por la verdulera Pilar Rahola y el nunca ha trabajado Artur Mas tenía más visos de hundirse que de llegar a puerto. Marineros como Francesc Homs, Carme Forcadell o Muriel Casals tampoco es que fueran los más aptos. Seamos francos ¿quién los contrataría en una empresa privada?. Curiosamente, con todo un país –según ellos, claro– trabajando por el proceso apenas han levantado los mismos porcentajes de votos que en las elecciones de los años 80. Más aún, los resultados son inferiores a algunos registros en los años 90. Ellos son los responsables del fracaso. Pujol no es mas que el triste iceberg final. El lugar en el que converge la ineptitud de unos y las formas de hacer de un régimen en caída libre.

Desde hace meses estoy contento por todas las voces que han comenzado a alzarse contra esta forma de gobernar y gestionar los recursos públicos. A mi, que me las doy de ultra liberal, me parece genial que cada uno haga con su dinero lo que quiera. Pero el dinero público debe ser intocable. Y aquí no sólo confrontamos un modelo territorial, como muchos quieren creer. También hablamos de un modelo económico de gestión de lo público. Y, la verdad, ver como estos tipos despilfarran el dinero público da pavor.

Aquí, cerramos plantas de hospitales y dejamos de pagar farmacias pero tenemos dinero para viajar a hacer el fantasma por el mundo. Pagamos a cuatro colgados para montar congresos fantasiosos o actos fastuosos solo visibles bajo la batuta de TV3. Si me refiero a tipos como el Mikimoto o el de Polonia, no recuerdo ni el nombre y tampoco perderé el tiempo en buscarlo. Personajes desconocidos sin el dinero público. Gente así y actos así han logrado hacer algo que podría parecer imposible, hundir la nave a Ítaca.

Porque, lo gracioso del caso, es que los tenían todo a su favor. Viento, predisposición de gente y hasta recursos. Pero en su incapacidad se lo han ventilado todo y van frenando el proceso. Pero ¡ojo!, no olvidemos que esa gente vive de eso, del dinero público. Lucharán hasta el final para seguir carroñeando sobre las arcas de la Generalitat. Vienen tiempos duros, no de debate, sino de usurpación. Unos empiezan a ver que su barco se hunde e intentaran como buitres sacar el máximo provecho posible. No tardaremos en ver que dentro de ese barco ni están todos unidos, ni les importa el proceso, ni nada. Son gente que sólo piensa en ellos y cuando el dinero público escasea, navajearán lo que sea necesario para seguir chupando. Jordi Pujol solo es la vedette máxima del chiringuito montado estos años.

Lo más triste es que hay mucha gente honrada e independentista que ha creído en esa panda de patanes. Ahora verán, horrorizados, que su oportunidad pasará a la cola de la historia. Hasta ellos deberían pedir explicaciones a los que han mentido o robado sibilinamente. Por si alguien duda, para mi, pagar fantasías ego orgásmicas de algunos y no pagar a farmacias es robar. Tipos que en definitiva han sido incapaces en estos años de explicar un futuro mejor y sólo se han preocupado de relatar su pasado que, por cierto, además de falso es ya en muchos casos aburrido. Al final, su pasado los devora.

Perdonen el atrevimiento, pero ya me dirán si ustedes prefieren que su pareja, familia o amigos se pasen el día explicándoles las vacaciones de hace 20 años o les pague un billete de avión para irse mañana de vacaciones. Qué prefieren, que su primo lejano contrate a Mikimoto o al tipo de Polonia para montar las odiosas diapositivas de sus últimos 20 viajes o les gestionen (es un decir, claro) su próximo viaje. Yo lo tengo claro, ¿ustedes?

Lo pongo más claro aún. Un barco a Ítaca no se monta del pasado sino hablando del futuro. Pero nadie de los capitanes o marineros puede hablar del futuro porque son tipos oscuros que sólo han vivido de dinero fácil, del dinero público. Dinero que, creen, nace del aire. No del trabajo, de la imaginación, de la creación o de la ilusión. Y sin esos cuatro conceptos claros, son incapaces ni de gestionar un camino que ciertamente podría haber sido correcto.

Cuando la historia busque culpables de estos años de desastre ya tienen unos nombres donde empezar. Por cierto, tipos, como Ferrán Mascarell –uno de los ideólogos de cama de Mas– ,ni pasaran a la historia. Aunque eso enoje a su ego. Al final, hablaremos de Jordi Pujol. Pero solo es un iceberg profundo en un barco mal pilotado.