Un grave error: vuelve la vía Forcadell

La decisión de Roger Torrent de tramitar una propuesta de resolución contraria a la Constitución devuelve al Parlament a los peores días de su historia

Roger Torrent (ERC) solo era culpable, hasta ahora, de someter al Parlament de Cataluña a una insoportable parálisis legislativa. Pero el presidente de la Cámara catalana no era, sin embargo, uno de los responsables de permitir que el independentismo más extremo secuestrara el hemiciclo.

Torrent debutó como presidente del Parlament parando los pies a Carles Puigdemont en su intento de ser investido a distancia como presidente de la Generalitat. En aquel momento, Torrent salió al paso de los delirios del líder huido y de los hooligans de Junts per Catalunya (JxCat) salvaguardando así las reglas más elementales del juego parlamentario

En esa misma línea, también frenó algunas de las maniobras relacionadas con el voto delegado de los diputados suspendidos y con la torticera reforma de la ley de la Presidencia de la Generalitat. Todo ello le convirtió en objeto de las iras de JxCat durante varios meses.

Si bien es cierto que su falta de neutralidad política ha sido notoria y que su condición de independentista ha condicionado enormemente los debates parlamentarios, no es menos cierto que la presidencia de Torrent parecía abrir, al menos, una etapa muy distinta a la de su predecesora, Carme Forcadell, hoy condenada a 11 años y medio de cárcel por sedición.

Forcadell desobedeció las órdenes de los tribunales, desoyó las advertencias de los letrados del Parlament y pisoteó los derechos de los diputados de la oposición en un vertiginoso camino de destino conocido: la intervención de las instituciones de autogobierno de Cataluña y la prisión. Sobra decir cuál fue la única fidelidad que guió a Forcadell: la de su condición de expresidenta de la Assemblea Nacional Catalana

Torrent: «Si hay consecuencias judiciales, las asumo»

La vía Forcadell, que parecía sepultada tras su estrepitoso colapso, parece hoy resucitada.

Torrent, ignorando las advertencias del Tribunal Constitucional, ha decidido tramitar este martes una propuesta de resolución basada en el derecho a la autodeterminación de Cataluña y, por tanto, abiertamente anticonstitucional.

Lo ha hecho pasando por alto los avisos de los servicios jurídicos del Parlament y con la absurda épica del independentismo: «Sé cuáles son las consecuencias, lo cual es impropio de un país democrático. Si hay consecuencias judiciales, las asumo».

El Parlament retoma así un camino que nunca debió transitar, el de la política al margen del ordenamientos jurídico. No es ningún consuelo, pero el único interrogante que queda es saber si Torrent ha optado por esta vía para frenar la sangría de votos de ERC hacia la CUP en vísperas de las elecciones generales o si lo ha hecho porque el partido republicano ha retomado definitivamente el camino de la unilateralidad.

Sea como fuera, son pésimas noticias para Cataluña porque ERC, el partido llamado a poner fin a los atropellos del independentismo, ha cometido un grave error: recuperar la vía Forcadell.

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