Un gobierno de vuelta y vuelta
Pedro Sánchez ha dejado claro es que su persona tiene la capacidad de quemar a cuantos se le acercan sin que a estos parezca importarles demasiado
Ha dicho Pedro Sánchez que donde haya un chuletón al punto que se quite todo lo demás. Ahora hay que saber qué entiende el presidente del Gobierno por “al punto”. Porque el punto del cocinero no tiene que ser exactamente el del comensal. En el caso de Pedro Sánchez sospecho que su “al punto” está bastante más cerca de lo que muchos entendemos como “muy hecho” o incluso chamuscado.
Elegir estos días de canícula, con temperaturas de más de 40º en media España, para darle la vuelta a su Gobierno como a un calcetín, demuestra que tenemos un presidente del Gobierno al que le gusta el soplete de gas más que a un tonto una tiza. Así que no es de extrañar que muchos de cuantos le rodean acaben gustosamente carbonizados. Acercarse al Sol es lo que tiene, dirán algunos.
Desde que llegó al Gobierno, gracias a la moción de censura contra Mariano Rajoy, Sánchez ha ido dejando “al punto” a más de uno y de una. Un decreto ley, vuelta y vuelta en la parrilla, emplatar y todo listo para que te hagan trocitos. Imbatible. Que se lo pregunten, sin ir más lejos, a Rosa María Mateo.
Sánchez ha ido dejando “al punto” a más de uno y de una. Un decreto ley, vuelta y vuelta en la parrilla, emplatar y todo listo para que te hagan trocitos. Imbatible
La administradora provisional de RTVE iba para tres meses. Eso es muy poco hecho. Así que la mantuvo sobre las brasas tres años. Y de manera ilegal, según sentencia del Constitucional. Pero por un cargo así muchos caminan descalzos sobre los sarmientos encendidos hasta que los pies se le queden como muñones.
Ministros «al punto»
Qué decir de algunos ministros y ministras salientes. Pedro Duque, el astronauta, fichaje galáctico donde los haya, entró en la atmósfera del Gobierno como quien entra en la terrestre procedente de la Luna. Ha tenido suerte de no desintegrarse a la primera. Se lo debe a Sánchez, que se ha encargado de tenerlo “al punto” durante estos años.
Similar proceso de exposición en la parrilla de asar ha tenido la titular hasta ahora del Ministerio de Exteriores. Arantxa González Laya ha demostrado cómo se puede ser torpe en varios idiomas. Lo que sin duda aumenta la superficie de exposición al queme más allá de cualquier frontera. Aunque la del sur ha sido especialmente abrasadora para ella.
Y así podríamos seguir con todos los que no forman ya parte del gabinete de Pedro Sánchez. José Luis Ábalos, Isabel Celaá, Carmen Calvo, Iván Redondo…Y lo que es más llamativo, con quienes incluso siguen en el Gobierno, especialmente los de Unidas Podemos. Porque todos están ya quemados, es decir, “al punto” para el presidente del Gobierno.
Quienes incluso siguen en el Gobierno, especialmente los de Unidas Podemos. Porque todos están ya quemados, es decir, “al punto” para el presidente del Gobierno
Seguro que los politólogos y todólogos de tertulias y foros de análisis tienen razones y argumentos para explicar con detalle lo que sus siempre bien informadas fuentes les han contado de por qué sigue menganito y por qué ya no zutanita. Como servidor carece de contactos cercanos a este Gobierno, por lo menos en un nivel de acceso a información relevante, me veo obligado a tirar de intuición.
Es decir, a llegar a mis propias conclusiones en función de lo que este gobierno y especialmente su presidente ha ido transmitiendo en los últimos años. Y lo que Pedro Sánchez ha dejado claro es que su persona tiene la capacidad de quemar a cuantos se le acercan sin que a estos parezca importarles demasiado.
Es más, transmiten la impresión de haber hecho lo correcto. Se parecen a San Lorenzo en su martirio. Ya saben que fue quemado vivo en una hoguera, más en concreto en una parrilla, cerca del “Campo de Verano”, en Roma. Y cuenta la leyenda que en medio del martirio dijo: “Assum est, inqüit, versa et manduca”. “Asado está, parece, dale la vuelta y cómetelo”.
Después de dos años el gobierno ya se ha hecho por un lado. Ahora hay que darle la vuelta. Rostros nuevos para poner sobre el viejo fuego. Para hacer frente a los abrasantes retos que esperan a la política española. La capacidad de quienes se incorporan para hacer frente a la difícil situación que nos espera es quizá lo de menos.
Todos sabemos que la virtud de los nuevos ministros reside en la ciega confianza que tienen para que el Gobierno resista sobre la brasa. Cuestión de tiempo. Pedro Sánchez cree que va a dejar al Gobierno y al país “al punto”. Pero en realidad lo está chamuscando todo.