Tú lo que tienes que hacer

Chico y Chica, dúo musical de culto en ciertos ambientes, tiene una canción titulada Tú lo que tienes que hacer en la que los protagonistas se hacen recomendaciones como “ponerte el abrigo al revés”, “apuntarte a un curso de inglés” o “llevar una vida sana y tener un novio” para acabar concluyendo que en estas ocasiones lo mejor es replicar “en mi vida no te metas” y “tus consejos no me sirven para nada”.

Se trata, pues, de un canto destinado a propagar las bondades de que cada uno pueda hacer lo que le plazca sin que los demás intervengan con un irritante “tú lo que tienes que hacer”.

Me da la impresión de que los políticos nacionalistas catalanes y su entorno no son seguidores del grupo bilbaíno porque en los últimos tiempos el “tú lo que tienes que hacer” es frecuente. Y no solo en el ámbito autonómico, sino que ahora les ha dado por decirle a otros países cómo deben organizarse.

Todo empezó con el Consell Assessor para la Transició Nacional (CATN) que decidió que lo que tienen que hacer los cuatro estados de la Península, una vez que Catalunya sea independiente, es crear el Consejo Ibérico para defender los intereses de la zona. Toma ya.

Me imagino a los portugueses sorprendidos preguntándose quiénes son estos del CATN. Y ni te cuento si descubren que uno de sus miembros es la inefable Pilar Rahola y ven el vídeo en el que intercala insultos a Albert Rivera –diputado elegido democráticamente– con la lectura de una falsa sentencia del Tribunal Internacional de Justicia y gritos de “La Haya, La Haya”.

Quién sabe si inspirado por sus asesores, Artur Mas se lanzó al “tú lo que tienes que hacer” en la entrevista que concedió al periódico italiano La Reppublica. Cuando por fin admite que una hipotética Catalunya secesionada de España quedaría fuera de la UE, apostilla que “sería necesario encontrar un régimen transitorio para evitar la expulsión”.

Pues nada, mira que fácil, se trata de convencer a los 28 países miembros para que modifiquen el Tratado de Lisboa y crear este “régimen transitorio”. Algunos de estos países, además, deben aprobar esta modificación por referendo pero seguro que estarán encantados de poder ejercer su derecho a decidir en este tema que debe de estar, sin duda, en la lista de sus grandes preocupaciones.

Y no quiero que piensen que no valoro según que gestos del gobierno catalán, nada más lejos de la realidad. Me parece estupendo que por fin se reconozca la posibilidad de no permanecer en la UE en caso de secesión, máxime si tenemos en cuenta que, pese a las repetidas advertencias de diferentes autoridades sobre el tema, esto ha sido negado una y otra vez.

Sin ir más lejos, en mayo de 2013, en esa especie de publirreportaje llamado Hola, Europa que, irónicamente, se emitió en el espacio Sense Ficció (TV3), y que fue creado, según rezaba el tráiler de promoción “para combatir el discurso del miedo”, se alejaba esta posibilidad con las palabras de la voz en off y con las de Jordi Galí, el director del Centre de Recerca en Economia Internacional. ¿En qué lugar quedan ahora tras las declaraciones del presidente de la Generalitat catalana?

En todo caso, cabe matizar que si bien Artur Mas habla de expulsión, esto no es exactamente así. Catalunya no sería expulsada, ya que Catalunya no es un Estado miembro. Lo que sucedería es que Catalunya dejaría de ser territorio de la UE al no ser ya parte de un Estado que sí lo es, por lo que los ciudadanos que optaran por dejar de ser españoles, ya no pertenecerían a la Unión.

Se trata, pues, de un matiz importante ya que la responsabilidad no caería sobre la UE sino sobre Catalunya que optaría libremente por la secesión lo que lleva implícito dejar de estar en este club de estados porque esas son las reglas del juego de las que estos países han decidido dotarse democráticamente.

Pese a estas palabras, Mas ha mandado una carta a todos los líderes europeos y un memorando a 45 países de todo el mundo afirmando que “simplemente no es cierto que se diga que Catalunya dejará de ser automáticamente un Estado miembro de la unión”. Y, para acabar de rematar, señala que la continuidad de Catalunya en la UE sería una decisión política en manos de los gobiernos de todos los estados miembros y que España tiene un fuerte interés en esta permanencia.

No sé a ustedes, pero a mí me encantaría ver la cara de estupefacción que se les queda a los destinatarios al leer algo así. Si es que llegan a leerlo, claro, porque resulta extraño pensar que las pretensiones secesionistas de ciertos políticos ocupen un lugar destacado en la agenda de otros países o que vayan a cambiar nada en función de lo que Mas y sus asesores deseen. Por mucho que insistan en “tú lo que tienes que hacer”.