Trump, Bolsonaro, China, Europa y España

Hasta el momento, y por mucho que nos remontemos en la historia, todas las dictaduras han acabado cayendo y siempre con oprobio

Quien no quiera verla, pues que se la esconda, pero los Estados Unidos y Europa están en un lado de la zanja y Brasil o China en el otro. ¿De qué zanja se trata? La del pluralismo.

Lo que acaban de hacer las élites dominantes brasileñas es vengarse de la izquierda y prevenirse para que no les vuelvan quitar el poder. Lula está en la cárcel por nada o una nimiedad en comparación con la inmensidad de la corrupción en Brasil.

No basta un Trump para cargarse el sistema estadounidense

En el momento de escribir ignoro el resultado de las elecciones de medio mandato de Estados Unidos, pero aunque no se cumplan los pronósticos que anuncian el final de la hegemonía republicana, la división de poderes seguirá asegurada.

La democracia y las libertades, también. No basta un Trump, ni que fueran cinco o veinticinco, para cargarse un sistema tan consolidado.

La causa profunda se llama círculo virtuoso. Los círculos virtuosos son ascendentes en todos los sentidos. Hay que esforzarse para ceder poder a otros. Hay que esforzarse para dar garantías al rival.

Bolsonaro no necesita clamar contra los medios de comunicación

Hay que esforzarse para pactar y por cumplir y hacer cumplir lo pactado. Ponerse límites nunca es fácil, pero los poderosos de los países más desarrollados del mundo lo han conseguido o lo han aceptado, que es lo mismo.

Una vez en la parte alta del círculo virtuoso hay que tener cuidado, porque el plano siempre se inclina hacia la exclusividad y la imposición. Pero las instituciones tienen ADN, la libertad se resiste a dejarse amordazar.

Una vez se ha esparcido el poder entre varios poderes, quienes detentan una parcela la defienden, aunque sea contra sus afines. Una de las mayores diferencias entre Trump y Bolsonaro es que el nuevo autócrata brasileño no necesita clamar contra los medios de comunicación.

A diferencia de los Estados Unidos, donde la prensa es fuerte, plural e independiente del poder político y del económico, en Brasil reina un sistema mediático controlado por los mismos que han aupado a Bolsonaro y ordenado a los jueces que encarcelaran a Lula.

Brasil es un joven potro rebosante de energía social y económica

¿Cómo puede entonces crecer tanto Brasil, con sus terribles desigualdades y sus grandes bolsas de pobreza? Porque es un potro, un joven potro rebosante de energía social y económica.

La diferencia es que ahora los ricos se harán más ricos, aumentarán los abusos del poder, se ensanchará la brecha social y disminuirán las libertades. Lo más probable es que el potro se rebele o envejezca antes de hora, es decir que el sistema dictatorial acabe cayendo, como todos, que se ralentice el crecimiento o primero lo segundo y luego lo primero.

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Camino a la desaceleración

Brasil y China dejarán de crecer porque no disponen de instituciones que absorban y resuelvan las tensiones de la sociedad

Si el liberalismo clásico tenía razón, si las revoluciones Gloriosa en Inglaterra y Francesa marcan una senda y no son una especie de anomalía histórica que se pueda revertir sin graves daños, Brasil dejará de crecer a este ritmo y China se desacelerará paulatinamente. Ambos por el mismo motivo: ausencia de instituciones que absorban y resuelvan las tensiones de la sociedad.

Es lo que ocurrió con la Unión Soviética, que estrenó sistema y dinamismo con un gran crecimiento. Así se convirtió en potencia de primer orden, pero lo echó todo a perder con su férreo control de la sociedad.

A medio y largo plazo, los climas políticos irrespirables no se han revelado nada buenos para las economías. China aprendió del gran error soviético de la planificación de la producción a cargo de altos funcionarios y concedió libertad de empresa.

Con éxito hasta el momento, a pesar de Tiananmen. Mejor una libertad que ninguna. Ahora bien, el crecimiento en China es inferior de lo que arrojan las cifras y la solidez de su sistema menor de lo que se cuenta.

Es algo que se sabe pero que es mejor disimular a fin de evitar convulsiones en la economía financiera global. Lo más probable es que la libertad económica por sí misma no sea suficiente para sostener la buena marcha de la economía. Sin acompañamiento de las demás libertades, el declive de China es fácil de pronosticar.

Las democracias son más bien horizontales y las dictaduras verticales. Hasta el momento y por mucho que nos remontemos en la historia, todas las dictaduras han acabado cayendo y siempre con oprobio. Busquen estatuas de dictadores, busquen.

El camino de una democracia a una dictadura

También es cierto que a las democracias les cuesta mucho afianzarse y muy poco involucionar en sus primeros pasos. No bastan unos decenios para afirmarlas como se demuestra en gran parte de Latinoamérica, la Europa del Este o España.

Ninguna democracia consolidada ha descendido por el círculo vicioso que conduce a la dictadura. No ha sucedido nunca. No crean los enemigos de la libertad que lo tendrán fácil en Europa o Norteamérica. La razón es muy simple: es en las democracias más consolidadas donde se vive y se respira mejor.

Si España se vuelve a convertir en problema es porque sus élites son cada vez más reacias a adoptar de veras Europa como solución. Pero la ciudadanía no se resignará tan ricamente a perder bienestar y libertades al mismo tiempo.

No miren a los sondeos sino al tiempo.