Trias, un político obligado por las circunstancias

Asegura Trias que negoció con Collboni de [...] que gobernaran juntos. Le propuso crearle una vicealcaldía. Pero los objetivos de Collboni, no podían ser otros que lograr ser el primero

Mantener una conversación política con personas como Xavier Trias sigue siendo un placer. Charlar con quien tiene los últimos 45 años políticos en la cabeza te quita el esfuerzo de tener que contextualizar cualquier pregunta o reflexión. No hace falta estar de acuerdo, pero el marco se entiende.


Cuando se habla de los peligros de los pactos PP-Vox, un tipo de acuerdo que a nivel estatal de momento no existe, no hace falta situar sobre la mesa la cantidad de acuerdos a los que llegaron en otro tiempo aquella CiU y el actual PP, porque ya se saben. Así que se puede conversar sin tener que demostrar nada. La historia reciente lo dice todo.


Y eso es lo que ocurrió en el transcurso del pasado programa “Converses” de la Cope, legendario programa de conversación que dirige desde hace 21 años el periodista Carlos Losada, que logró mantener durante los convulsos años del Estatut y del “procés” un sentido de profundidad envidiable.

Siempre he pensado que a Trías las circunstancias no le dejaron ser un político excepcional


La charla fue honesta y directa, situando en el centro los conflictos por los que pasa Cataluña y, por supuesto, España. Siempre he pensado que a Trías las circunstancias no le dejaron ser un político excepcional. Primero su partido, después las injerencias de unos y de otros, también las informaciones sobre una cuenta con 12 millones en Suiza a la que habría que dedicarle un libro, su radicalización como independentista, sin serlo, y, por último, el partido en el que milita actualmente, una olla de grillos alborotados y sin rumbo. Un coro de voces fuera de tono, la mayoría desafinada, y por la que Xavier Trias ha ido navegando gracias a su experiencia en los mares revueltos.


Dejará su silla de concejal en octubre. La experiencia le ha salido mal por errores propios difíciles de controlar. Pero siempre podrá decir que se retiró ganando. Una victoria en votos en su ciudad que no le ha servido para ser alcalde, pero sí para demostrar que existe una forma de actuar en política que es ganadora: la naturalidad.

El candidato a la alcaldía de Barcelona, Xavier Trias. EFE/Alejandro García


En la conversación radiofónica se mostró molesto por la postura por la que optó el PP de Daniel Sirera votando a favor de Jaume Collboni. “Me lo debían”, repitió en varias ocasiones. Se refería a la información de los 12 millones en Suiza, que según su consideración filtró el entonces ministro Jorge Fernández Díaz. La idea es tremendamente relativa. En todo caso, ni Feijóo, ni Sirera deambulaban por aquel entonces en los espacios de poder del Ministerio de Interior.


Los errores fueron otros, a los que Trias no tiene respuestas concretas. Después de cosechar una victoria en votos presentándose como un líder alejado del independentismo de JxCat, llegando a cambiar el nombre de su candidatura, la noche de la celebración no logró evitar que Laura Borràs lo acompañara entre vítores y sonrisas. Primer gran error.


Asegura Trias que negoció con Collboni de inmediato. La propuesta era que gobernaran juntos. Le propuso crearle una vicealcaldía. Pero los objetivos de Collboni, tras ocho años de ser el segundo, no podían ser otros que lograr ser el primero. Aceptaba si eran alcalde dos años cada uno. Trías le dijo que no. Y confesó que se lo dijo indignado. Claro que le diferencia en votos era de 18.000 papeletas.

Aceptaba si eran alcalde dos años cada uno. Trías le dijo que no. Y confesó que se lo dijo indignado


El mismo día del Pleno también fue importante para decidirse por una opción u otra. Los ediles del PP ya lo han confesado. Lo escribió en un artículo en este diario Juan Milián Querol, ahora regidor, al observar cómo se organizaba una procesión de líderes de JxCat en el Ayuntamiento, verbalizado en la imagen de Artur Mas que “pasaba altivo a nuestro lado”, escribe Milián.


No existió operación de Estado, como se repite desde los altares independentistas. Lo ocurrido enlaza con un miedo, que puede comenzar a ser patológico, sobre una vuelta a un estado de opinión “pro-procés”. Ni en pintura, exclaman muchos. Socialistas y populares. Hasta de los Comuns. Pavor a un retroceso, que comienzan hasta a entender algunos dirigentes de ERC. Y es que la política sigue llena de sorpresas.