Tremosa y el silencio de Europa
Un nuevo paradigma de estrategia electoralista queda instituido por el euro-candidato de CiU, Ramon Tremosa. Si previamente había logrado que no hubiese matiz alguno entre Convergència y ERC, ahora extra-limita todo vínculo entre lo verídico y la propaganda. Toda la Unión Europea está diciendo que no hay modo de salirse de España y quedarse en el proceso europeo, pero Tremosa insiste en que “el silencio de Europa es el gran fracaso de la diplomacia española”.
¿A quién creerse, al presidente del Consejo Europeo o al euro-candidato Ramón Tremosa? ¿Es Tremosa fiel a la verdad o más bien la retoca? En esta campaña electoral, la propaganda se está utilizando más de lo habitual. Tendrá que ver con el fragor del intento secesionista o tal vez con la endeble calidad de los políticos que lideran todo el proceso. En general, la propaganda secesionista parece haber esfumado toda sustancia del debate electoral.
Por ejemplo, si hay algo que, más que las tesis de Ramon Tremosa, puede llegar a afectar a la vida del ciudadano de a pie es –por ejemplo– el controvertido acuerdo de libre cambio entre los Estados Unidos y la Unión Europea. Pero en el debate electoral no se habla de eso, sino de un hipotético calendario de la secesión. La controversia sobre el acuerdo de libre cambio –Tafta– carece de presencia en Catalunya y también en el conjunto de España.
Pretender que toda la envergadura de la Unión Europea y de sus Estados-miembro acate los deseos del euro-candidato convergente tiene un aire de simplificación pastoral. Pero el futuro de la Catalunya real importa menos, según parece, que las proyecciones de la Catalunya virtual. Importa más la idea de nación que un futuro operativo en el siglo XXI.
En fin, sigue importando más el pasado que el presente, con lo que se repite un rasgo de nacionalismo esencialista, previo a la concepción de la sociedad abierta. Decir que el silencio de Europa es el gran fracaso de la diplomacia española también significa desprestigiar el Estado del que Catalunya sigue siendo parte por ahora y, al mismo tiempo, denigrar la lealtad de los ciudadanos de Catalunya que prefieren seguir siendo a la vez españoles y catalanes.
Sea como juego o como huida hacia adelante, la ligereza de estas afirmaciones va más allá de lo que corresponde al subterfugio electoral. Sobre todo, tiene poco que ver con lo que el ciudadano desea saber sobre la Unión Europea. ¿Es Europa culpable de todos los males o, por el contrario, ha logrado coordinar la salida de la crisis económica? Sumarse a los populismos resulta muy tentador. Aún así la Unión Europea es un baluarte de libertades, estabilidad y capacidad de recuperación económica.