Tras Madrid, escenarios y tendencias
Las elecciones madrileñas tienen más de local que de nacional, aunque el resultado puede escorar a la derecha al PP y dificultar su ascenso a la Moncloa
Por mucho que parezca lo contrario, las elecciones a la Comunidad de Madrid siguen siendo más locales que primarias de unas generales. El factor Ayuso, de imponerse con contundencia, puede contribuir a arrastrar al PP hacia la derecha, sí, pero no tanto como algunos pronostican.
Lo que no parece que vaya a proporcionar ni la más contundente de las victorias de los populares en Madrid es un giro en las dinámicas políticas españolas. Los socialistas seguirán contando con su amalgama de votos cautivos, solo que un poco más amarrados y a menor coste.
A los contables del PP, dicho sea en el buen sentido de contables de votos, les seguirán faltando escaños para conformar cualquier mayoría. Otro sí, los dos grandes partidos van a retomar las negociaciones sobre instituciones y cuestiones de estado, o sea de mutua conveniencia, que la convocatoria electoral dejó interrumpidas.
Y, en principio, poca cosa más. La absorción del voto del casi difunto Cs por parte de los populares es un fenómeno general propiciado por dos factores. El primero los aspavientos de un náufrago que da manotazos a la desesperada, a derecha y a izquierda.
El otro, y ahí deberían hacérselo mirar Pedro Sánchez y su gurú Iván Redondo, es la incapacidad del PSOE de absorber una parte significativa del voto centrista que abandona ciudadanos. O bien resulta que no era voto centrista o que la influencia de Pablo Iglesias en el Gobierno actúa de antídoto y es causa de imparable rebote hacia los populares.
O bien resulta que no era voto centrista o que la influencia de Pablo Iglesias en el Gobierno actúa de antídoto y es causa de imparable rebote hacia los populares
Sea como sea, y aún en el más halagüeño de los casos para la derecha, para las dos derechas restantes tras el batacazo de Cs y su más que probable desaparición, hay que insistir en que no se vislumbra escenario en el que se basten para alcanzar la mayoría absoluta o siquiera suficiente en el Congreso.
Con otras y más contundentes palabras, que cuanto más a la derecha la derecha, menos posibilidades de gobernar. Sin Cataluña y el País Vasco, tal vez, o con toda probabilidad, lo conseguirían, pero mientras los votantes de las dos comunidades no den un giro ideológico y emocional de 180º, el PP seguirá condenado, anhelante a las puertas del poder.
Vox, el seguro de Pedro Sánchez y la condena para Pablo Casado
Ahí está el seguro de vida de Pedro Sánchez: Casado o su sucesor deberían por lo menos aproximarse al PNV, pero salta a la vista que ello es incompatible con ir del brazo de Vox.
Sigamos con el escenario triunfal para Ayuso, y sus consecuencias en el partido. Casado, que contaba desde el principio con un rival en la presidencia de Galicia y en los últimos meses con otro en la de Andalucía, aumentaría la nómina de posibles sucesores a tres.
Mal vamos. Lejos de consolidarse, su liderazgo se va difuminar un poco más, tanto si Ayuso arrasa como si aún doblando escaños es desalojada del poder autonómica en beneficio del PSOE.
Si comparamos con la indiscutibilidad del liderazgo de Sánchez, avalada por su fiel escudero Tezanos y posiblemente incrementada hasta niveles poco sutilmente soviéticos si logra deshacerse de Susana Díez, la balanza se inclina de veras hacia una segunda legislatura de Sánchez.
Ciertas apariencias engañan. Así, la absorción de Cs practicada por el PP a la impensada, sin previa planificación ni estrategia, puede acabar siendo un tropiezo en vez de un adelanto para el objetivo de alcanzar La Moncloa.
La razón es que, al desaparecer un fuerza centrista, o supuestamente moderada, que contrapesara la asociación con Vox y la disimulara a ojos de terceros, el PP quedará situado más a la derecha que ahora aunque Ayuso se viera sin la presidencia de Madrid. No es lo mismo una foto de tres con Casado en medio que una foto de dos, siendo Vox uno de ellos.
Al desaparecer un fuerza centrista, o supuestamente moderada, que contrapesara la asociación con Vox y la disimulara a ojos de terceros, el PP quedará situado más a la derecha que ahora
Todo ello, salvo lo inmediatamente anterior, contando con que las urnas confirmen el escenario del triunfo de Ayuso.
¿Y si resulta que a la postre el PSOE se hace con la presidencia de Madrid? Si tal cosa sucede, o si hoy se considera posible lo que semanas atrás era impensable o demasiado remoto es por un efecto adelantado de lo aquí se analiza.
Mal lo tiene cualquier país, y más España en esta difícil salida de la pandemia, cuando el gobierno no teme a la oposición. Es la inseguridad, la obligación de ganarse al electorado con decisiones de calado, lo que induce a espabilar.
Muy al contrario, las elecciones de Madrid, pese a ser locales, tendrán como consecuencia el adormecimiento de un Pedro Sánchez cuyo objetivo no es sacar al país que dirige del grave atolladero actual sino mantenerse en lo alto, estático en su pedestal. O sea, lo contrario de una andadura.