Trabajando 24 X 7: la nueva vida
Mientras juego una inocente partida nocturna de póker un domingo con mis hijos y sobrinas pequeñas, he tenido tiempo de responder, vía Blackberry, en un recóndito lugar del norte de la península –-donde hace pocos años no había ni teléfono–, a un cliente de Emiratos Árabes Unidos sobre un pedido efectuado hace unos días.
Es obvio que no todos los trabajos permiten trabajar 24 X 7, pero si es cierto que es cada vez más necesario tener un atención global sin un horario cerrado de servicios. Los tiempos han cambiado, y el tiempo de respuesta ha sido devorado por la inmediatez de los pedidos. Una pregunta no puede esperar un horario establecido, tipo de 9-5. Un cliente puede estar escondido en cualquier lugar del mundo, y a un horario fuera del vulgar establecido.
Está claro, pero, que no todos los negocios requieren un servicio 24 X 7, pero sí es claro que en un mundo globalizado es cada vez más necesario atender a los clientes con sus husos horarios y sus días adaptados a la semana. No hace falta recordar que en muchos países el domingo es día laborable, de la misma forma que el viernes es festivo. Los horarios rígidos, como aquella canción de Dolly Parton “Nine to Five for service and devotion” es ya más un estigma del pasado que una realidad.
Un mundo flexible obliga a unas relaciones flexibles con el mundo laboral. Todo lo contrario de lo que vemos en el día a día. Ahora más gente se ciñe, o se quiere ceñir, a un horario rígido como si fuera una regla marcada por algún designio divino. Mucha gente desea y venera unos horarios inflexibles que no tienen otro fin que su desaparición. El mundo se globaliza y algunos se creen que eso no va con ellos. Triste final para una generación de perdedores.
Eso simplemente significa que lo real es que debemos ir a un mundo donde el trabajo debe tender al mundo de las aficiones. Es decir para lograr un trabajo 24 X 7 satisfactorio es cada vez más necesario que éste sea más cercano a una afición que a una obligación. ¿Cuantos jóvenes, y no tan jóvenes, están literalmente colgados del facebook o otras aplicaciones sociales 24 X 7? ¿Por qué no convertir esas aficiones en un negocio internacional?
Quizás el gran problema estriba en que igualar las aficiones a las profesiones, y ese debería ser una de las asignaturas pendientes de la sociedad. Lograr que la gente que entra en el mercado laboral sienta como suya esa afición que le permita integrarse en el mercado laboral. Esa es una de las claves del futuro como país.
Está claro, en todo caso, que no todas las aficiones pueden convertirse en puestos de trabajo. De la misma forma que no todos los puestos de trabajo responden a unas aficiones. Pero salvar esa distancia es una de las metas de la sociedad actual. No sólo porque serviría de estímulo a la sociedad sino, porque además esta demostrado, que la gente que trabaja en un afición no es sólo más feliz sino que rinde con mayor intensidad.
Ahora los tiempos son duros, muy difíciles, por lo que menos que podemos exigir a un trabajo es que nos haga disfrutar. Desde el Gobierno deberían aplicar esos mecanismos necesarios para que la gente sea creativa y sea capaz de alcanzar la felicidad en un lugar de trabajo que no sólo genere crecimiento, sino también aumente la felicidad del emprendedor. Y las aficiones son la clave de ese futuro incierto.
Estamos hartos de escuchar hablar de emprendedores desde hace meses como si fuera un hecho excepcional, cuando en la mayoría de las ocasiones ser emprendedor es simplemente dedicarse a lo que uno quiere o en lo que uno cree. Esa cosa tan básica que ni un sólo político se ha enterado. Busquemos, pues, para toda esa gente que tiene ilusión y ganas por algo especial una coyuntura especial.
Si confiáramos en el presidente Rajoy –-a estas alturas más de un opositor en búsqueda de un aprobado, que un presidente en quien confiar-– o en cualquiera de sus ministros –-ya no hablamos de los fracasados de la oposición– estaríamos bien servidos. Por eso, ahora podemos decir desde esta columna que el Sol puede volver a brillar a pesar de los ignorantes que nos gobiernan. Estamos en un momento de oportunidades.
Señores el mundo es global, y busquen el lugar donde sea más fácil emprender con sus ilusiones y sus proyectos. Sino es en España –-aquí podríamos reproducir aquella frase de Adiós España– no tenga duda que su acción será igualmente beneficiosa. La necedad de este Gobierno y el anterior nos ha hecho aprender que la globalidad no entiende de países ni de fronteras. Crean en su afición o en su proyecto, y no duden que aunque duden, su criticado individualismo, servirá más al país que un esclavismo de horarios y rigidez.
El horario 24 X 7 sólo está disponible para proyectos globales. No es sólo un horario –-para algunos alejados de la vida social– sino también una forma nueva de trabajar. Y que nadie lo dude más efectiva. Más de un directivo me reconoce que contestar emails –-vía Blackberry o iPhone– a horas nocturnas le permite ir más relajado al día siguiente.
Yo les confieso que mientras he contestado un par de mails internacionales –-un australiano y un asiático– sigo jugando tranquilamente a mi inocente póker nocturno –-copa de licor de hierbas incluida–. Les confieso que hoy he perdido mis monedas fabricadas en China, pero fijense que el “dinero perdido” nunca es menos que el valor creado con la reflexión. Al final soy feliz, y eso –-como decía aquel anuncio-– no tiene precio.