Todos los europeos votamos en Alemania

Si la Alemania que surge de las elecciones del 26 de septiembre decide encerrarse en sí misma y no ejercer el liderazgo en Europa, la crisis que hoy vive la Unión se agravará

El 26 de septiembre Alemania elige al sucesor de Angela Merkel, uno de los tres grandes cancilleres de la historia post guerra mundial de Alemania junto a Helmut Kohl y Konrad Adenauer. Han sido también tres grandes líderes protagonistas clave de la construcción del milagro de la Unión Europea.  

En menos de un mes no solo se decide el futuro de Alemania, sino el de Europa entera. Merkel y sus gobiernos, donde el ministro más destacado fue Wolfang Schauble, responsable de las finanzas alemanas y, por qué no decirlo, europeas, entre 2009 y 2017 durante la crisis económica anterior, serán substituidos o bien por Armin Laschet, del partido de Merkel (CDU) o por el candidato socialdemócrata, Olaf Scholz (SPD).  

Merkel, procedente de Alemania Oriental, la antigua RDA, ha apostado durante su prolongado mandato por reforzar la Unión europea y profundizar en la integración, ha ejercido un liderazgo fuerte alejado de la demagogia apostando por la contención presupuestaria en su país y en la zona Euro y huyendo del postureo arriesgo victorias electorales al abrir la puerta de su país a refugiados, sin duda recordando que había sucedido en la vergonzante Europa con los refugiados judíos en la conferencia de Evian en 1938.  

Merkel ha gobernado las dos últimas legislaturas con los socialdemócratas, y ambos partidos, el centro derecha y el centro izquierda han cerrado así la puerta al gobierno de los radicales tanto de extrema derecha como los herederos de la RDA, la extrema izquierda de Die Linke, partido hermano de Podemos.  

Laschet parecía tener ganada la cancillería pero las inundaciones en su región y el fallecimiento de 165 personas junto a su actitud poco implicada y nada eficaz ha disparado al candidato de centro izquierda, por el que nadie apostaba hace dos meses.  

Armin Laschet, candidato del CDU a las elecciones alemanas. EFE

Alemania vive un déjà vu de las elecciones de 2002 en las que la gestión de otras inundaciones catapulto al candidato socialista Schroeder y acabo con las posibilidades del líder bávaro, Stoiber que ida muy delante en los sondeos.    

Laschet ha sido un candidato con dudas en su partido, como era previsible substituir a Merkel no es fácil, y la primera opción Annegret Kramp-Karrenbauer dimitió ante la imposibilidad de frenar el auge de Alternativa por Alemania (AFD) en las elecciones regionales previas a la convocatoria del mes próximo. 

Laschet llegó a la candidatura a la cancillería tras un pulso con el líder bávaro, Markus Soder. Laschet representaba posiciones más centristas frente al líder del partido bávaro aliado a la CDU dirigido por Soder (CSU) más conservador pero electoralmente imbatible, no obstante la CSU ha ganado todas las elecciones regionales en Baviera desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy.   

Es posible que si finalmente vence Scholz, a nivel interno en Alemania no cambien mucho las cosas, el líder del SPD puede apostar por seguir con la gran coalición pero invirtiendo los papeles con la CDU o bien llegar a un acuerdo con Los Verdes y los liberales del FDP. La gran diferencia entre el candidato socialdemócrata alemán y Pedro Sánchez es que Scholz jamás firmará un acuerdo de gobierno con los neocomunistas, nostálgicos de la RDA como el ministro Garzón, de Die Linke.

En Alemania la CDU y el SPD comparten más cosas de las que les separan. En este sentido el PP español se parece más a la CDU de Merkel de lo que el PSOE se parece al SPD.  

Los grandes cambios en caso de victoria de Sholz se darán en política europea. Merkel gobierna en Europa de la mano de Ursula Von Der Leyen, amiga de Merkel, exministra de su gabinete y presidenta de la Comisión, posición clave en el siempre inconcluso proceso de construcción europea.  

La canciller alemana, Angela Merkel, recibe a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en la reunión del G-20 de Berlín. EFE/EPA/FILIP SINGER

La victoria del centro izquierda en Alemania modificará el peso de los cargos clave en Bruselas, hoy el Consejo está en manos de los liberales, el parlamento se reparte al 50% entre el centro derecha y centro izquierda y la Comisión está en manos del centro derecha.  

Merkel ha marcado el paso, de la austeridad, de la política de migración, de la relación con Rusia, de la política energética, de la gestión con Hungría, en definitiva de todos los grandes temas. Macron no ha conseguido marcar una política alternativa clara en materia europea a Merkel.  

Scholz, el canciller imprevisto, si gana las elecciones, encabezará una Europa débil, con problemas en el este, con problemas en la frontera del mediterráneo, con unas elecciones francesas a las puertas de resultado incierto y con el dinero de los fondos europeos por repartir.  

Si la Alemania que surge de las elecciones del 26 de septiembre decide encerrarse en sí misma y no ejercer, o simplemente no sabe, el liderazgo en Europa la crisis que hoy vive la Unión se agravará.  

Europa es un artefacto imperfecto pero es el lugar, junto con EEUU, donde mejor y con más libertades se vive de todo el planeta. Será bueno valorar la que tenemos para no retroceder.  

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