Toda opinión pública merece pluralismo

El desafío sabatino de la ANC era tan previsible como se le hace urgente a Artur Mas aclarar, en su condición de presidente de la Generalitat, si lidera o más bien acompaña. Es decir; ¿controla ese “glissement” ostensible del soberanismo o insiste todavía en que cualquier futura consulta debe realizarse por el cauce legal?

Dicho de otro modo, cuando Convergència dice que maneja sus propios tiempos y que son diferentes a los ritmos impulsados por la ANC, ¿es que se abre una brecha entre la ANC y la Generalitat o se trata de una estrategia concertada?

Son preguntas que pasan por la cabeza de la ciudadanía de Catalunya, tanto la que quiere y cree que la secesión sea imparable, como la que teme a la incertidumbre y la que se opone. Por ejemplo, aparece en público una organización, Societat civil catalana, en la que confluyen grupos muy heterogéneos que se articulan como alternativa razonada a la propuesta de secesión.

Esos diversos grupos, organizaciones y redes comparten la idea de que el futuro de Catalunya como parte sustancial de la España constitucional es más claro y positivo que una secesión que significaría –como reconoce CiU- quedarse fuera de la Unión Europea.

La presencia que los portavoces de Societat civil catalana tengan en los medios de comunicación de la Generalitat será indicativa del grado de pluralismo que TV3 o Catalunya Ràdio asumen. Si sus planteamientos tienen garantizada la igualdad de oportunidades tanto como el activismo soberanista, tal vez sea posible el debate que hasta ahora solo ha merecido un bloqueo mediático transigido por la Generalitat.

 
Las opiniones ‘en’ el público tienen que ser también opiniones ‘del’ público, opiniones que el público se forma por sí solo

Con o sin deslizamientos aparentes, lo que ocurre en Catalunya es una cuestión de opinión pública. Los procesos de generación de opinión pública son tan esenciales como a veces misteriosos. ¿Qué ha ocurrido para que parezca que en Catalunya el independentismo es mayoritario? ¿Cómo ha sido que sectores de la opinión pública hasta ahora pasivos han ido asumiendo la simplificación –más bien desproporcionada- del “España nos roba”?

En este sentido, el debate solo es posible si las distintas corrientes tienen opción a ser tenidas en consideración por toda la ciudadanía. El profesor Giovanni Sartori considera que, al apoyarse el edificio de la democracia en la opinión pública, eso significa que las opiniones “en” el público tienen que ser también opiniones “del” público, opiniones que en alguna forma el público se forma por sí solo.

Hay tanta prisa por acelerar el proceso secesionista que uno se pregunta si la sociedad catalana va a disponer del tiempo que requiere atender a las distintas argumentaciones y matices, para formarse una idea propia de lo que ocurre y lo que puede ocurrir. No es un capricho reclamar que voces como la de Societat civil catalana puedan ser escuchadas.

Todos tenemos algo que decir sobre lo que más le conviene a la sociedad en la que vivimos.