Tiro al Feijóo
Los socialistas necesitaban algún tipo de acción para tratar de sacar de la melancolía votante un elemento que les permitiese recomponer sus fuerzas
Ignorante, vago, sectario, inmaduro, cínico, mentiroso, incompetente, mal gobernante, trumpista….
Pensarán ustedes que toda esta serie de gruesos insultos solo podría tener como objeto la compleja tarea de tratar de definir a algún sátrapa africano del estilo de Idi Amin, Jean Bedel Bokassa o Muamar el Gadafi, pero se lo crean o no, son solamente unos cuantos de los adjetivos con los que la nueva hornada de alfiles del PSOE, esa que fue elegida a la Búlgara por el sorprendente método del asentimiento hace escasas semanas, está tratando de colgar de la pechera de Alberto Núñez Feijóo.
Las razones de esta blitzkrieg del agravio, el ultraje y el improperio son evidentes, tras las elecciones andaluzas, el Partido Popular no para de crecer en las encuestas, superando los 150 escaños en algunas de ellas, mientras que los socialistas tienen serias dificultades para mantenerse por encima de los 100, una tendencia que de mantenerse forzaría un cambio de Gobierno en las cada vez más próximas elecciones generales.
Una acción que tanto por lo florido de las ofensas como por la coralidad de los injuriantes no puede ser casual, sino que forma parte de una estrategia perfectamente concertada y planificada que parte de un axioma al menos discutible: Que el único y exclusivo origen de sus problemas demoscópicos es el tirón electoral del líder de los populares y que, por tanto, les basta con generar dudas sobre el carácter, el liderazgo y las intenciones de Feijóo para recuperar el favor mayoritario de unos electores confundidos por el discurso de este. Una tesis peligrosamente indulgente.
Miren ustedes, sin duda los socialistas necesitaban algún tipo de acción para tratar de sacar de la melancolía votante, algún elemento que permitiese movilizar a los suyos, ofreciéndoles un enemigo externo bien definido y revestido además por los atributos del mal absoluto, un villano de película de serie B que les permitiese recomponer sus fuerzas, un Cuerno de Helm, que en las horas más oscuras fuese capaz de reunir a hombres, elfos y enanos en la batalla final contra las fuerzas del señor oscuro. El problema es que por mucho que se empeñen, ni Feijóo es Sauron el nigromante, ni Pedro Sánchez tiene nada que ver con Elrond, hijo de Eärendil y Elwing y bisnieto de Beren y Lúthien, señor de Rivendel.
Próxima campaña electoral
En comunicación política, una operación de este tipo hubiera necesitado estar basada en un marco mental cierto y preexistente, algún elemento que en el imaginario colectivo ligase a Feijóo, aunque fuera lejanamente con alguno de los poderosos y oscuros adjetivos con los que los socialistas han tratado de desprestigiarle.
Lo cierto es que, al menos en este momento el expresidente gallego no produce a los españoles ni miedo, ni ansiedad, ni preocupación por lo que esta campaña, solo va a tener dos efectos, el primero no es otro que contaminar aún más nuestro ya polarizado ecosistema político, y el segundo cauterizar a medio y largo plazo esta vía para los socialistas, impidiendo que cuando realmente tengan alguna razón objetiva para proceder con dureza y escalar las críticas a Feijóo, ya solo les quede disponible la posibilidad de compararle con Darth Vader, Freddy Krueger o con el mismísimo Thanos.