¿Teléfono rojo? Puigdemont hacia Moscú
A Puigdemont, que camina a la vez entre la irrelevancia y la incomodidad para muchos, se le ha negado por segunda vez el visado para entrar en Canadá
Komsomólskaya Pravda fue durante décadas el periódico de las juventudes del partido comunista de la URSS, hoy está en manos de un oligarca cercano al Kremlin, en cuyas páginas hace pocos días Puigddemont publicaba un artículo.
En él además de las habituales letanías contra España incluía ataques a las instituciones europeas “La UE ha dejado de ser una guía indiscutible de la democracia” y apoyó la anexión de Crimea a la Federación Rusa. No es la primera vez que Puigdemont aparece en medios de comunicación rusos, en realidad lo hace de forma bastante habitual en los últimos tiempos.
No parece que el fin de estos artículos sea desestabilizar ni a España ni a la UE. La presencia de Puigdemont en el otrora periódico de los jóvenes soviéticos, hoy tabloide cercano al Kremlin, y otros medios rusos responde a los objetivos de Putin en relación a la opinión pública de su país.
Puigdemont al hablar mal de la UE, a la que Rusia está enfrentada por la posición de la UE contraria a la anexión unilateral de casi media Ucrania a Rusia, lo que hace es reforzar la posición del gobierno ruso.
¿Qué hay detrás de la relación entre Puigdemont y los rusos?¿Dinero para financiar sus actividades incluido lo que está sucediendo en Barcelona? Quien sabe ¿Tecnología y apoyo en el montaje de servidores en paraísos digitales para escapar de todo tipo de control sobre protección de datos? Vete a saber.
Lo que si está claro es que alejarse de la UE y lanzarse a los brazos de los rusos es algo parecido a lo que hizo el ultra Wilders en Holanda y otras formaciones políticas que tienen todas ellas dos características: el ultraderechismo y el antieuropeismo.
El independentismo desde el ’17 ha evolucionado mucho y a peor, ahora ya no aspira a que nadie en el mundo les reconozca, se conforman con ser un títere de un Estado como el ruso con intereses claramente contrapuestos a los de la Unión Europea y con credenciales democráticas más que dudosas.
Mientras todo esto sucedía, a Puigdemont le han negado por segunda vez, en poco tiempo, el visado para entrar en Canadá. No es un solo una anécdota tal como lo pone de manifiesto el esfuerzo que hace el independentismo para ocultar este contratiempo. Canadá es una de las arcadias del independentismo catalán, su espejo, su mito.
La no aplicación de la euroorden contra los exconsellers huidos señala la estupidez de su fuga
Un hecho y el otro pueden tener más relación de la que se puede suponer. Si bien para la opinión pública las relaciones de Puigdemont con los rusos es intrascendente, en cambio los estados están muy alerta de este tipo de movimientos dado que nadie quiere elementos de desestabilización dentro de su país y Puigdemont camina a la vez a la irrelevancia y a la incomodidad para muchos.
Bélgica, o quizás sería más adecuado decir Flandes, dada la semidesintegración del Reino de los Belgas, le ha concedido a Puigdemont tiempo hasta diciembre para preparar su defensa. Concedan o no la aplicación de la eurorden, la situación también incomodará a los belgas frente a sus socios europeos.
La no aplicación de la euroorden contra los exconsellers Puig y Serret huidos a Bélgica junto a Puigdemont, dado que si vinieran a España tras declarar quedarían en libertad, pone de minifiesto la sobreactuación y la estupidez de su fuga y refuerza la idea de que los tribunales españoles actúan con mesura.
Puigdemont compareció ufano en las escaleras de los tribunales belgas alabando su profesionalidad e independencia, se comprometió a comparecer el 16 de diciembre de nuevo, pero su biografía no permite a nadie apostar un euro a que eso vaya a suceder.
En realidad los belgas, que no le han impuesto medida cautelar alguna, respirarían con alivio si el expresidente de la Generalitat decide seguir con una huida a ninguna parte y se va a algún otro país fuera de la Unión Europea donde no exista el mecanismo de la euroorden. Si eso sucede ya ni lo rusos tendrán interés alguno en Puigdemont.