Teatro, puro teatro

Transcurridos ya más de dos meses desde la celebración, el pasado 27 de septiembre, de las recientes elecciones al Parlamento de Cataluña –recordémoslo, las terceras en menos de cinco años, tras las del 29 de noviembre de 2010 y las del 25 de noviembre de 2012-, todo parece apuntar que dentro de pocos meses, en marzo de 2016, la ciudadanía catalana volverá a ser convocada a las urnas para elegir, de nuevo, a los 135 diputados de su cámara autonómica.

La negativa rotunda de las CUP a la reelección de Artur Mas como president, unida a la férrea defensa numantina que Junts pel Sí viene haciendo de su candidato, no deja otra salida que la celebración de unos nuevos comicios. Serán los cuartos en poco más de cinco años, algo que por sí solo es ya un fiel reflejo de la mala salud de la política catalana de estos últimos años.

Una mala salud inexistente durante los treinta primeros años de vida del actual autogobierno catalán, tras casi un cuarto de siglo de dominio exclusivo de CiU y de apenas siete años de gobiernos del PSC, ERC e ICV-EUiA, pero que se ha convertido en una preocupante constante desde que Artur Mas accedió a la Presidencia de la Generalitat, hace ya cinco años.

En Cataluña llevamos más de cinco años perdidos. En su viaje a ninguna parte Artur Mas no sólo ha dilapidado casi toda la fuerza que heredó como líder indiscutido de la ahora ya extinta CiU, sino que está a punto de firmar el acta definitiva de defunción de CDC y ha sentado las bases para la implosión del sistema de partidos existente en Cataluña desde los inicios de la transición.

Todo lo que llevamos vivido y sufrido en Cataluña durante estos últimos cinco años es teatro, puro teatro. Ignoro a qué género pertenece -¿esperpento, tragicomedia, farsa, vodevil, astracanada, comedia de enredo, ópera bufa, guiño, auto sacramental, payasada…?-, pero es evidente que su calidad artística es nula.

En cualquier caso, mucho me temo que este teatro acabará en drama, tal vez en tragedia. No obstante, en ningún caso adquirirá la grandeza de los grandes dramas teatrales, de las mejores tragedias clásicas.

La ciudadanía catalana será convocada de nuevo a las urnas en breve. ¿Será aquél, como afirmaba Junts pel Sí en su por ahora única campaña electoral, la del pasado 27 de septiembre, «el voto de nuestra vida»?

Mientras, por si alguien quiere tenerlo en cuenta, la pobreza extrema sigue extendiéndose en Cataluña. Ahora afecta ya al 12% de la población, según los datos del INSOCAT. Y el riesgo de pobreza, al 37% de los catalanes.