Tareas convenientes para el 10N

Conjugar el verbo dimitir no sería una de las consecuencias menos negativas para el día después de la consulta que no es consulta, pero ya se sabe que aquí nadie dimite. En el caso de Artur Mas es probable que prefiera seguir con sus cortinas de humo y sus callejones sin salida.

Aún así, permitámonos sugerir tareas convenientes para el 10N. En los orígenes regionalistas del catalanismo, el sabio Duran i Bas incorpora la realidad de la sociedad catalana a las beneficiosas estabilidades del canovismo y desde entonces, casi como por un efecto cíclico, hubo intentos de articulación política entre Barcelona y Madrid, como fue la frustrada complicidad entre Maura y Cambó o el proyecto que se llamó Operación Reformista. No es nuevo el dilema para el catalanismo.

Cuando uno dice cosas así, de inmediato salta algún portavoz mediático del independentismo replicando que eso es imposible, que con España no hay entendimiento practicable, que ya están derrumbados todos los puentes del diálogo. Bueno, no siempre una réplica es un argumento.

Pero para articular una gran política hace falta, por lo menos, inteligencia, magnanimidad y capacidad de
convicción. Frente al «que se vayan» o el nos vamos», la gran política es el esfuerzo por eludir una suma cero.

Parecería, erróneamente, que el Estado autonómico pasó, de ser parte de la solución, a ser parte del problema. Y por eso la única salida es el secesionismo. El problema a resolver es, en todo caso, el reequilibrio competencial autonómico, los fallos de financiación, la cuestión de la accountability. El Estado autonómico sigue siendo válido y eso mejoraría si una política de Estado –la de todos– ocupa su espacio después del 10N. Haría falta ir más allá del calendario electoral.

 
hay quien sostiene que el error de España fue no hacer la ruptura en lugar de la reforma

Josep Piqué ve para el 10N la necesidad de mucha y buena pedagogía en busca de una racionalidad que no sea excluyente. Es cierto, entre otras cosas porque los argumentos a favor de la permanencia de Cataluña en España siguen siendo válidos, a pesar de los bloqueos mediáticos.

Con todo, ¿cómo hacer pedagogía constitucionalista y del catalanismo crítico precisamente cuando el sistema mediático tiene más muros que ventanas? Desde luego, Piqué sabe muy bien lo que se dice porque sus ejercicios de pedagogía no fueron en vano, a pesar de la inanidad actual del PP de Cataluña y, sobre todo, a pesar de las apariencias de una clase media convencida de las conveniencias de la secesión. Como en tantas otras cosas, el secreto está en el punto de cocción. La pedagogía es, en buena parte, eso.

Todavía hay quien sostiene que el error de España fue no hacer la ruptura en lugar de la reforma. En
sentido contrario se manifestó la ciudadanía votando de forma abrumadora en el referéndum sobre la ley de reforma política y luego al aprobar la Constitución de 1978. También en Cataluña la voluntad general se expresó en términos de reforma. Consideremos una hipótesis:¿Y si pasa algo mínimamente equiparable el 9N?