Suspiros de la niña de Rajoy
Suspiramos los periodistas por los cambios de Rajoy. Nada. Sigue pegado a la roca. No reacciona ni a bastonazos de la Aguirre. Los dirá al anochecer, como siempre. Para fastidiar. Suspiramos porque cambie, pero nada. Todo son suspiros.
Recordamos los suspiros de aquella niña, la niña de Rajoy. Y a falta de cambios nos vienen a la memoria todas las promesas de Mariano a su niña. En 2011. Cuando decía que su niña tendría educación gratuita, sanidad universal, un trabajo digno porque los empresarios iban a ser dignos y ayuda para cuando fuese mayor. Dijo, por activa y por pasiva, que volveríamos a estar alegres. Muy alegres. Camino va de ello. Nos alegraremos, cuando se vaya.
En buena hora Mariano nombró a aquella niña, fruto de un sorteo de tómbola. Al ganar el poder y recordarla, la echó de casa. Y con ella a medio millón de niños. Todos con hambre. Todos con los estómagos vacíos. Mañana es fin de curso. Curso escolar. Vacaciones para los comedores. Los padres fuman en la acera guardando cola para el paro. Los niños sin colegio, andan sueltos. Buscan fruta a medio pudrir en los contenedores de los supermercados.
Pero los bancos están llenos. Por decisión de Rajoy. Porque Mariano decidió que mejor era llenar las barrigas de los bancos que las barrigas de los niños. Echó a aquella niña y a miles de niños que bebían leche aguada. Porque le molestaba que se la recordasen.
Andan las ONG buscando a los niños. Y a la niña. Y pidiendo por las puertas para ellos. Con las madres, preñadas de llanto, pidiendo un plato de lentejas. Y un huevo frito para la cena. Porque la recuperación económica que tanto pregona Mariano y su botarate ministro de Economía no ha llegado al medio millón de niños.
Ni a la niña de Rajoy. Porque la alegría que nos iba a devolver no se ve por las calles. Tampoco por las casas. Medio millón de niños y una niña. Un país envidiado por medio mundo por su crecimiento. Que según De Guindos, su ministro de nada, crece un 4%. Serán los ladrones por metro cuadrado. Un país modelo, con políticos honrados a la puerta de la cárcel, no tiene para llenar la barriga a medio millón de niños. Porque los comedores del colegio se han ido de vacaciones.
Ya que no hay cambios en el Gobierno vemos los cambios en la sociedad. Los cambios en la calle y en las casas. No hay sopa, no hay huevos, no hay chocolate, no hay tripas llenas, no hay alegría, Mariano Rajoy. Y tú vacilando con los cambios. Vacilando con lo bien que lo has hecho en estos casi cuatro años.
Con lo bien que has perseguido a los corruptos y ladrones. Ya te lo ha dicho Esperanza. Con lo bien que has resuelto los desahucios. Con lo bien que has resuelto el paro, con trabajos por días, por horas, por minutos. Por lo bien que has resuelto los salarios, las listas de espera. Y la comida de los niños. No es de extrañar que tu niña te abandonara. Tenía hambre. Busca los cambios y encuéntralos. O te cambiarán a ti. Suspiramos.