Supermartes en Madrid

Las elecciones dibujan a una Ayuso fortalecida, mientras Cs se desintegra y el PSOE ve alejarse sus opciones para conquistar Madrid

Para unos fue inexperiencia, pensar que como en Las Vegas, lo que sucede en Murcia se queda en Murcia. Para otros, una operación fracasada, en la que desalojar del poder al PP en cascada en Murcia, Madrid y Castilla y León dejaba al PP contra las cuerdas. También, a Casado dimitido y a Vox ocupando el espacio conservador, lo que podía dar aire a Cs. 

A estas alturas ya da lo mismo si era una cosa o la otra, Cs se desintegra y la posición de Casado en la moción de censura cobra sentido. Ocupar el centro para competir con el PSOE mientras se deja a Vox el flanco derecho. 

Pablo Iglesias y Ada Colau se animan a hacer llamamientos para frenar a la ultraderecha en Madrid e intentan convertir a Diaz Ayuso en una reencarnación de Pilar Primo de Rivera mientras las encuestas catapultan a la musa de la hostelería al 40%. El problema de Moncloa y de Iglesias es que Ayuso absorbe por el centro los 26 diputados de Cs mientras Vox resiste. Curioso país este donde según Iglesias y Lastra la ultraderecha está muy viva pero los fascistas que, al parecer, deambulan masivamente por Tetuán, Usera y Hortaleza eligen opciones moderadas

El problema de Moncloa y de Iglesias es que Ayuso absorbe por el centro los 26 diputados de Cs mientras Vox resiste

La vida sucede de forma cada vez más rápida, las canciones caen del top de descargas en pocos días, las empresas pierden liderazgos antaño inamovibles al quedar obsoletas tecnológicamente y los partidos llamados a regenerar naciones históricas como España ascienden, gobiernan y desaparecen en poco más de un lustro. 

Cs y Podemos obtuvieron representación nacional por primera vez al unísono, corría mayo de 2014 y los morados obtuvieron 5 europarlamentarios por 3 los naranjas. Cinco años más tarde Cs quizás podría haber gobernado en coalición -Rivera seguramente con razón afirma que Sánchez nunca quiso tal cosa- y fue Podemos el que acabó entrando por la puerta grande del pabellón de la sala del Consejo de Ministros de Moncloa.

En 2021 ambos partidos parecen vivir su ocaso. Vidas paralelas para opciones radicalmente distintas, una llegada para desmembrar España y derrocar la Monarquía constitucional y el otro para reformar y renovar el sistema. 

Iglesias y Bal, unidos por Madrid

Iglesias y Edmundo Bal no tenían nada en común hasta esta semana. El primero, experto en la conspiración viscosa, el segundo, servidor brillante del Estado y con principios. Ahora algo les une: el líder morado se lanza a la campaña, no contra Ayuso sino contra Errejón y el PSOE para evitar que su partido caiga por debajo del 5% y repita el naufragio gallego. Bal tiene ante sí el mismo reto que Iglesias. El objetivo de ambos es el mismo: sobrevivir políticamente hablando. 

Navarra Suma, País Vasco Suma, España Suma, ya no son necesarios, los militantes y cargos electos de Cs abandonan la formación de Arrimadas, la mayoría de ellos camino del PP, de donde esa misma mayoría proceden. Es la cuarta vez que el sueño de la bisagra centrista se desvanece en España, primero fue UCD –a la que PSOE y PP se repartieron como la túnica de Cristo–, luego fue el CDS, luego vino UPyD y ahora es el turno de Cs. Por cierto siempre la pieza no resuleta fue la vertebración de ese espacio de forma potente en Cataluña. 

Si Ayuso consigue formar gobierno en Madrid el 4 de mayo Sánchez necesitaría reorganizarse y no convocará generales, si no lo logra el Presidente del Gobierno con Iglesias fuera del Gabinete y el PP fracasado en su apuesta de todo al mismo número, convocará. 

En cualquier caso, la clave está en cómo el PP se reorganiza, cómo Casado se reinventa y refuerza su liderazgo para sin la competencia de Cs, que tantos restos le ha birlado en muchas provincias, intentar el tercer asalto a Moncloa.

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