Sospechosos habituales: Generalitat 2.0
La sociedad estadounidense tiene muchos defectos. Seguro. Pero también muchas virtudes. Y si no os lo creéis preguntadle a Xavier Sala-i-Martín que os lo explicará con sumo placer.
Uno de sus principios constitucionales es la limitación gubernamental. La administración se auto limita porque confía en el ciudadano. Fomenta la iniciativa, exactamente al contrario que aquí. Ahora bien, si el ciudadano la pifia, la paga. Y la paga con creces.
Es una filosofía que permite que las cosas funcionen diferente (opino que mejor) que en nuestro país. En Estados Unidos el derrame de petróleo de BP en el golfo de México en 2010, incluyó una muy poco amable comparecencia en el Congreso, el despido del consejero delegado Tony Hayward y un juicio multimillonario que ha acabado con el resarcimiento económico y moral de las víctimas. Y finalmente, el caso Madoff, un supuesto financiero que hizo una estafa monumental y que ya está en prisión.
En España pasa exactamente al revés. Antes de empezar te piden mil permisos. Pero una vez la pifias, como ya tenías todos los permisos, no te pasa nada. Ex presidentes de cajas que han tenido que ser rescatadas y que nos han costado miles de millones de euros han declarado recientemente en el Congreso que ellos se limitaron a cumplir las normativas del Banco de España: han salido indemnes. Del grave vertido del petrolero Prestige el juicio aún no se ha celebrado y ya han pasado 10 años. El fraude de las preferentes quedará impune, ya lo veréis, porque todos los compradores firmaron un papelito (que yo, que soy economista, no entiendo al 100%) en el que se aceptaban todas las consecuencias (las que han pasado, ¡y más!).
¿Y qué hemos hecho desde Catalunya? ¿Qué ha hecho la Generalitat? Copiar el modelo español. ¿Quieres ser empresario? Sospechoso: pide 27 permisos y espera una media de 95 días. ¿Quieres abrir una tienda? Sospechoso: envíame un certificado visado por el colegio de ingenieros y el de arquitectos. ¿Quieres ser proveedor de la administración? Sospechoso: entrégame un certificado que demuestre que estás al corriente de pagos con Hacienda. ¿Eres funcionario y quieres contratar una empresa? Sospechoso: haz un pliego de (34) cláusulas, pide informe previo a asesoría jurídica y reza para que el interventor no lo eche para atrás.
Cuando el actual gobierno accedió a la Generalitat uno de los eslóganes más repetidos era la simplificación administrativa. Pero el cambio de 358 normativas anteriores en la ley Omnibus ha sido tan farragoso y complejo que se ha tenido que trocear en tres partes. Aplaudo las intenciones, pero no es suficiente. Con la que está cayendo, hay que ir más allá. Os pondré un ejemplo cercano. Hace unos años unos amigos quisieron organizar una fiesta de fin de año en un pabellón deportivo propiedad del ayuntamiento. Cuando les solicitaron la documentación a presentar, se nos pedía un certificado de un ingeniero que garantizara la estructura del pabellón … Si no estaban seguros de que se derrumbaría, ¿por qué lo alquilaban?
Lo que nos hace falta ahora es un cambio de mentalidad. Un cambio de paradigma. Una administración que confíe en sus ciudadanos y no al revés. Y esto sólo se producirá si nos olvidamos definitivamente de nuestro actual modelo. Y nos fijamos en otro muy diferente.
Yendo incluso más allá: si alguien que gobierna ahora la Generalitat, se plantea nunca proponer a los catalanes la independencia, debería ofrecer modelos y opciones diferentes, propias. Si lo que se presenta es una mala copia del modelo español, estoy seguro de que la propuesta sucumbirá en el marasmo de los trámites burocráticos que nosotros mismos nos habremos creado.