Quim Torra, ¿fuera de contexto?
¿Fueron sacados de contexto los artículos supremacistas y xenófobos de Quim Torra, o representan la auténtica cara del separatismo catalán?
La elección de Quim Torra como nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña ha popularizado sus artículos supremacistas y xenófobos.
Lejos de disculparse por ellos, cuando Inés Arrimadas le leyó algunos de los extractos más execrables, él se rió y dijo que estaba muy contento de saber que tenía tantos lectores y que nos leyéramos también sus libros. Estas palabras le sirvieron para obtener el aplauso de la bancada separatista.
Después, sus asesores le debieron de decir que quedaba fatal eso de no pedir perdón y desde entonces oscila entre disculparse por si alguien ha podido sentirse ofendido y justificarse porque, según él, son artículos «irónicos» en la vena de Eugeni Xammar. Y que se han sacado frases de contexto, que siempre resulta muy socorrido.
Pero en ningún momento explica qué contexto es ese en el que no resultan supremacistas y xenófobas afirmaciones como «¡Qué deterioro! Sales a la calle y nada indica que sea la calle de tus padres y de tus abuelos; el castellano avanza, implacable, voraz, rapidísimo».
Tampoco explica el contexto de esta frase: «No, no es nada natural hablar español en Cataluña. No querer hablar la lengua propia del país es el desarraigo, la provincialización, la voluntad persistente de querer asumir las señales de identidad de donde se vive».
Ni de esta: «Están aquí, entre nosotros. Les repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiano en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN».
Al igual que Torra, la consejera Borràs hace gala de su supremacismo y su hispanofobia
Y podríamos seguir con una larga lista. Es tal la abundancia de despropósitos que ha escrito Torra que resulta más que evidente que estamos ante un sólido sistema de pensamiento xenófobo y supremacista. Y, claro, un presidente así ha escogido a su imagen y semejanza a algunos de sus consejeros, que ya hemos visto como expresan las mismas ideas y las mismas excusas para justificarlas.
En una reciente entrevista en el programa La nit de 8TV, la consejera de cultura Laura Borràs recomienda leer el Manifest del Grup Koiné pues, según ella, la gente no lo ha leído y se trata, en realidad, de un escrito que «se basa en evidencias cientíticas» (a partir del minuto 05:10).
Nosotros sí lo hemos leído e, incluso, analizado, y resulta incompresible que la señora Borràs lo siga suscribiendo, pues el propósito declarado de tal panfleto era acabar con el bilingüismo español-catalán que caracteriza a nuestra tierra en una hipotética Cataluña independiente.
Resulta significativo, pues, que la nueva responsable de cultura no solo no reniegue de este manifiesto sino que recomiende vivamente su lectura. Lo hemos vuelto a releer y nos sigue pareciendo tan indignante como cuando se hizo público hace dos años.
Nos gustaría que la consejera explicara en qué «evidencias científicas» se basan afirmaciones como que las personas que vinieron a Cataluña procedentes del conjunto de España fueron «instrumento involuntario de colonización lingüística». Repugna esa cosificación de nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros tíos, nuestros amigos y nuestros vecinos se revista de cientifismo.
Pero Borràs no solo hace gala de su supremacismo y su hispanofobia en la firma y defensa del manifiesto Koiné sino que, como el presidente Torra, también se despacha a gusto en Twitter cuando habla de comportarse como «un catalán y no como español nacido en Cataluña».
O demostrando la misma obsesión por el ADN de Torra y Junqueras, cuando afirma que «la arrogancia inconmensurable de los españoles» porque «les va en el ADN».
Miguel de Cervantes describió Barcelona en El Quijote como «archivo de cortesía, albergue de extranjeros». Parece evidente que tanto el presidente de la Generalitat como sus consejeros quieren cargarse esa imagen de la ciudad inmortalizada en la celebérrima novela.
Eso quedó claro el jueves 7 de junio cuando sus amigos de los CDR y la CUP impidieron que el prestigioso hispanista francés Jean Canavaggio impartiera su conferencia sobre Cervantes en un acto convocado por SCC en la Universidad de Barcelona.
La vergüenza y la indignación que produce que en una universidad no se pueda celebrar un homenaje a nuestro autor más universal y que se impida hablar a un invitado llegado de otro país deberían hacer que hubiera una condena unánime por parte de las máximas autoridades de nuestra comunidad autónoma. Sin embargo, el más absoluto mutismo tanto de ellos como de JpC y ERC, sus partidos.
Pero ese no fue el único suceso aciago contra la libertad de expresión de la semana porque el Ayuntamiento de Vic, en manos de Convergència, vetó un acto de Ciudadanos, el partido ganador de las elecciones autonómicas, con la peregrina excusa de que no era periodo electoral.
Evidentemente, se trata de una excusa que no tiene ni pies ni cabeza porque, más allá de que los ciudadanos tienen derecho a la participación política aunque no haya una convocatoria de comicios, tan solo un par de semanas antes ese mismo consistorio había permitido un acto de ERC.
La auténtica cara del separatismo catalán: supremacismo, xenofobia e intolerancia
Queda claro, pues, que no estamos ante unos hechos aislados y unas frases «sacadas de contexto» sino ante la caída de los siete velos para ver la auténtica cara del separatismo catalán: supremacismo, xenofobia y absoluta intolerancia a todo lo que no sea comulgar con su credo.
Sin embargo, y volviendo a Cervantes, «aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, solo por haberla visto».