Silencio de Sixte Cambra, oscuridad a los pies del faro
El Puerto de Barcelona parece un agujero negro en los últimos días. Se suceden las informaciones que ponen en solfa algunas de las decisiones administrativas que allí se adoptan y sus principales rectores dan la callada por respuesta. Es igual, su presidente, Sixte Cambra, deberá informar a la justicia de esos temas y ésa es la mayor esperanza que nos queda de ver alguna luz en las adjudicaciones más recientes que han tenido lugar en la infraestructura portuaria barcelonesa.
La querella interpuesta contra él y otros miembros de la alta dirección de la Autoridad Portuaria de Barcelona por empresarios del sector y con intereses en los astilleros especializados en buques deportivos y de lujo lleva el sello del afilado penalista Cristóbal Martell, el mismo que está asesorando a Messi o al Barça en sus líos con la justicia. Ven irregularidades manifiestas en la adjudicación de Marina Vela y que la toga elegida sea una de las más prestigiosas es todo un síntoma de que no se arrugarán.
A ese contencioso deben añadirse las investigaciones iniciadas por la Oficina Antifraude de Catalunya sobre los orígenes también opacos de los fondos invertidos en Marina Port Vell. Detrás de esas instalaciones están los inversores de Salamanca Group, donde el catalán Carles Casajoana, ex embajador español en Reino Unido, tiene un papel relevante.
Decía el francés Henri Barbusse que la oscuridad no existe, “lo que llamamos oscuridad es la luz que no vemos”. Y, en efecto, no se atisba ninguna luz en los aledaños del puerto de Barcelona. Al contrario, parecen abundar mucho más las sombras en la gestión a tenor de los asuntos que les rodean.
Hace apenas un año y con enorme boato político Sixte Cambra y Artur Mas inauguraron una novísima instalación petrolera de una supuesta empresa catalana, Meroil. Sin embargo, la compañía va de la mano de la rusa Lukoil, su puerta de entrada. Es cierto que el presidente catalán visitó en Moscú al máximo responsable de la petrolera rusa y que la inversión se produjo. Incluso aunque unos meses antes el CNI hubiera recomendado al gobierno español evitar la entrada de Lukoil en el capital de la petrolera española Repsol por sus eventuales relaciones con mafias de aquel país, en el puerto de Barcelona el petróleo ruso accede y campa a sus anchas.
¿Está, además, Lukoil cerca, detras, al lado de Salamanca Group? ¿Están recibiendo algún tipo de trato de favor? ¿Existe alguna desconocida razón para que ese olor habitual de los puertos donde atracan buques de mercancías se haya extendido a todo lo que se hace alrededor de la infraestructura? Ojalá que el silencio portuario no sea cómplice y que ante la justicia y Antifraude los implicados, Sixte Cambra y sus colaboradores más directos, se expliquen con la máxima transparencia. De momento, y como decía un viejo proverbio japonés, “la oscuridad reina a los pies del faro…”