Siempre hubo cisnes negros

En el inicio de la nueva confrontación en Oriente Medio y con el derribo del vuelo de las Malaysia Airlines ha dicho un editorialista de La Tribune que los actuales riesgos geopolíticos traen sin cuidado a los mercados bursátiles. Al menos hasta ahora, han seguido al alza a pesar del fragor de los nuevos conflictos. Ciertamente, ha habido alguna repercusión pero no acusada, más bien con recuperación.

Aún así, si el mísil lanzado contra el avión malayo lleva a un mayor conflicto entre Rusia y Occidente, del mismo modo que el fuego cruzado entre Hamas y el ejército israelí significa el estallido de una Guerra de los Treinta Años, los mercados acabarán reflejando la nueva incertidumbre. Rusia ha opacado por ahora el caso del vuelo MH17 y en Oriente Medio ayer mismo seguía el fuego a pesar de las sucesivas treguas que propone Egipto, sin resultado. El apoyo incondicional de John Kerry al alto al fuego en Gaza ha reforzado las posiciones de Hamas. Eso va en detrimento de Israel y de los palestinos moderados que también se sienten perjudicados por la agresividad del terror islamista. Ayer quedaba hecha escombros la casa de uno de los líderes de Hamas, en Gaza.

Siempre sensato, Richard H. Haas, presidente del Council on Foreign Relations, dice que más allá del conflicto ente Israel y Palestina lo que está apareciendo en Oriente Medio es una nueva Guerra de los Treinta Años, como la que asoló Europa a inicios del siglo XVII: guerra religiosa, moderados contra radicales, conflictos entre Estados y guerras civiles, todo a la vez.

 
En Oriente medio las urnas sirven para obtener la exclusiva del poder y no para compartirlo

La posibilidad es de escalofrío aunque por ahora las Bolsas reaccionen con serenidad, porque suponen que tanto la crisis de MH17 como la confrontación en Gaza no afectan a la economía global. En fin, no hay pánico. Y eso aunque –como recuerda La Tribune— al menos el derribo del avión malayo tenga los rasgos de un cisne negro, es decir, de un acontecimiento que no se pudo prever y cuyo impacto es grave, con inmediatez. En este caso, la aparición del cisne negro acaba siendo compensada por la solidez activa de los bancos centrales.

Pero en Gaza y en Israel la conflagración provocada por Hamas no cesa. Turquía y Qatar respaldan las acciones terroristas de Hamas contra Tel Aviv. Mientras tanto, caen víctimas inocentes. Reaparecen las críticas a la falta de la proporcionalidad de la respuesta de Israel, amenazado por la red de túneles de Hamas. Hemos regresado a la guerra de propaganda.

De acabar siendo una realidad la tesis de una nueva Guerra los Treinta Años, el efecto será mucho más flagrante que el paso de un cisne negro. Al poco tiempo del fiasco de la primavera árabe, las circunstancias negativas –reislamización, precariedad, falta de separación entre iglesia y Estado– propician la sedimentación de un conflicto que sería expansivo. Richard H. Haas subraya un hecho muy a tener en cuenta: en el mejor de los casos, en Oriente Medio se confunde democracia con imposición mayoritaria, de modo que las urnas sirven para obtener la exclusiva del poder y no para compartirlo. Bueno, sí, los cisnes negros existen.