Si Solé Tura levantara la cabeza…

El catalanismo plasma históricamente los intereses de una burguesía políticamente frustrada que se estrellaba contra gobiernos españoles fatalmente ineptos y corruptos con funcionarios parásitos, lo que es la Generalitat de hoy en día

Nunca ha sido fácil de entender la actitud de la izquierda catalana ante la guerra de lenguas desatada en Cataluña, primero, por el afán franquista de borrar del mapa de la vida pública, oficial y académica el catalán, segundo, por el empeño sucesivamente regionalista-catalanista-nacionalista-separatista por convertir la reivindicación del catalán en un arma de combate. Últimamente, en una verdadera división acorazada capaz de llevarse por delante a cualquier periodista, intelectual, rector de universidad o dueña de pizzería con el nombre escrito en castellano que se les ponga por delante.

¿Por qué es tan difícil a estas alturas defender no una lengua contra la otra, sino simplemente el bilingüismo? ¿Por qué si vas al Parlament y pides un verdadero Pacto Nacional -de toda la nación…- de Lenguas -de todas las lenguas…-, la cooperación de todos en la defensa del patrimonio y los derechos lingüísticos de todos, se te echan encima, por supuesto las enteras hordas procesistas, pero a la izquierda tampoco la busques? ¿Que se te van a poner de perfil, te van a dejar solo frente al tigre o, peor aún, van a rezar porque se te coma?

Es triste ver a una joven diputada dels Comuns citando a Solé Tura, evidentemente sin haberle leído jamás. No sólo porque le llame ‘Solé Turá’, que ya me extraña que sean cosas del acento colombiano… ¿En Colombia dicen Angela Merkél? ¿O Joe Bidén? Pero aunque así fuese: lo que no pueden decir ni en Colombia ni en la China, sencillamente porque no es verdad, es que Jordi Solé Tura estaba a favor de la agresiva imposición del monolingüismo catalán, y mucho menos que viera esta imposición como un derecho conquistado por un eventual “catalanismo popular” de las clases obreras y de los hijos de la inmigración en Cataluña. ¿Perdón? ¿Mande?

A ver: precisamente Jordi Solé Tura fue quien en 1967 partió con todo con su obra Catalanisme i revolució burgesa, explosiva exploración del ideario de Prat de la Riba y de los orígenes netamente burgueses y harto conservadores del catalanismo. Había que tener coraje para ser del PSUC, como Solé Tura entonces era, y atreverse a denunciar que los catalanistas, por muy perseguidos que hubieran estado por el franquismo, podían llevar en su seno el germen de la persecución a su vez. Abrogarse la representación del todo por la parte y machacar a cualquiera que les discutiera el espejismo de que som un sol poble. ¿Todos en fila, como robots?

El vicepresidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, se dirige hacia la reunión semanal del Govern celebrada hoy, después de que ERC haya lanzado un ultimátum a JxCat para cerrar antes del 1 de mayo
Pere Aragonès, presidente de la Generalitat. EFE

En nombre de este exigente y hasta inquietante espejismo, Josep Benet se las tuvo tiesas con Solé Tura, un hombre que, para bien o para mal, decía siempre lo que pensaba. Así salió en barca del PSUC y volvió a entrar en él, así fue padre de la Constitución -una de las más nobles cabezas de aquel régimen del 78 tan denostado por los que ahora se hacen llamar comunistas en España…-, ministro de Cultura con Felipe González, azote de las ministras de Cultura de Aznar que alguna vez negaron o minimizaron la persecución histórica de la lengua catalana, defensor a su vez de un bilingüismo fraternal, cordial, íntegro, sin trampas.

¿Cómo se puede invocar en vano el nombre de alguien así, precisamente de Jordi Solé Tura, para blanquear la ceguera y la sinrazón con que en el último PSUC (no necesariamente el mejor), y, después de ellos, en este magma incomprensible y azufrado que hoy en día son els Comuns, comulgaron y comulgan con las ruedas de molino de la ultraderecha catalanista, la que niega el pan y la sal y llama lerrouxista o directamente “colono y ñordo” a cualquiera que se oponga a una Cataluña monolingüe, monocolor y eventualmente mononeuronal?

¿Qué anima a reventar las carpas de los estudiantes constitucionalistas en los campus universitarios, o que obliga a la totalidad de los rectores catalanes a firmar manifiestos de apoyo a Puigdemont, entendiendo que les va en el sueldo para seguir siendo rectores?

No había absolutamente ninguna excusa en los años 60, ni la hay ahora, para perseguir ni ofender la lengua de nadie. Por lo demás la Historia se repite de forma cada vez más obtusa y menos eficaz: si los jóvenes cachorros de la presunta izquierda leyeran lo que de verdad escribieron algunos padres de la Constitución, en vez de citar sin mirar, se enterarían de tremendas cosas que no es culpa tuya si a ti solo no se te ocurren, pero para eso están la humildad y la cultura general

El verdadero catalanismo

A saber: el catalanismo cuaja históricamente en defensa de los intereses de una burguesía políticamente frustrada, que se quejaba de que todos sus éxitos económicos, todos los frutos de su laboriosidad, se estrellaban contra gobiernos españoles fatalmente ineptos, insaciablemente corruptos, repletos de funcionarios sin otro propósito que vivir del sudor del lomo de los demás… vamos, la mejor definición de lo que es la Generalitat a día de hoy.

En conclusión: si el catalanismo no nos ha hecho libres, ni nos hace mejores, y encima nos pone a la cola del pelotón de los torpes, y si la izquierda catalana tres cuartos de lo mismo, ¿alguien me puede explicar para qué sirven? ¿Para qué puñetas necesitamos a ninguno de los dos?

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