Sentencia y elecciones

Nadie puede ignorar el coste que supone afrontar las sentencias al inicio de una campaña electoral

Una de las máximas de un buen navegante es no exponerse en exceso cuando el oleaje puede acabar gobernando la nave. Todo viaje debe emprenderse con una buena dosis de astucia y prudencia. Los fundamentos que se aplican para una buena navegación también se pueden aplicar a la política.

Si dirigimos nuestra mirada hacia el horizonte de la política española resulta especialmente interesante observar cómo todas las naves, en competición, esperan con interés electoral las consecuencias de las sentencias para impulsar sus velas.

Resulta interesante constatar cómo se banaliza una sentencia que afecta al espíritu de muchos ciudadanos, al considerarla un ataque directo a sus convicciones.

Resulta igualmente interesante observar cómo a medida que se producen todo tipo de reacciones contrarias, favorables o simplemente judiciales, se busca maniobrar el timón y orientar el rumbo con estrategias que dominen la campaña electoral.

La oleada de sentencias y elecciones desdibuja la política en favor de la colisión entre naves impulsadas por vientos contrarios. Nadie puede ignorar el coste que supone afrontar las sentencias al inicio de una campaña electoral, pues queda sometida a oleajes imprevistos y a fuertes vientos.

Nadie saldrá ganando si no se respetan las sentencias

Consecuentemente, la poca visibilidad puede conducir a debilitar las bases en la conformación de un nuevo gobierno. 

Tras la sentencia, el gobierno independentista sabe que la única forma de dar estabilidad a la legislatura es logrando aprobar el presupuesto de la Generalitat. Sabe que no podrá influir para reducir la pena que ha dictaminado la sentencia, ni podrá abordar un nuevo referéndum, ni abrir el debate territorial en la Constitución española.

Ni siquiera podrá evitar la división del independentismo. Es un gobierno maniatado por las consecuencias del referéndum ilegal del 1 de octubre y vinculado a la incapacidad de revertir la suerte jurídica de los presos.

Este escenario no deben olvidarlo los partidos de ámbito estatal a la hora de afrontar la campaña electoral. Deben comprender que no solo tienen que llegar los primeros a buen puerto sino que deben poder atracar en él sin hundirse en el intento.

Hay una cierta ingenuidad psicológica al considerar que la notificación de las sentencias en el marco de unas elecciones generales puede favorecer a algún partido político. Nadie saldrá ganando si no se respetan las sentencias y se evita convertirlas en armas arrojadizas y en retórica de plató televisivo.

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