Señores, nos asemejamos a Italia
Hace tiempo, Italia destacó porque su política era una ciénaga (en sentido amplio, institucional, social…) y su actividad económica permanecía alejada y creciente.
Aquel fenómeno empieza a reproducirse en España. Más todavía, en Cataluña. Las empresas con sede en Barcelona o en cualquier otro punto de la comunidad han decidido prescindir de la política y del ámbito contextual de influencia que representa para avanzar en sus propios retos, sean internacionalización, competitividad, eficacia, dimensión, asociación…
Las últimas manifestaciones del presidente de la patronal Foment del Treball, Joaquim Gay de Montellà, van en esa línea. Sintetizando, lo que asegura el patrón es que, como dice mucha otra gente, no está claro que el presidente Artur Mas cumpla su palabra de convocar unas elecciones plebiscitarias el 27 de septiembre. Habida cuenta de sus idas y venidas no sería de extrañar que el jefe del Ejecutivo catalán decidiera una nueva prórroga de su mandato con afán de alcanzar el límite de la legislatura. Así, por ejemplo, se lo piden algunos cuadros de su partido que saben que, sea cual sea el resultado, acabarán fuera de la Administración. Por cierto, unos pocos andan en busca de empleo.
Gay de Montellà es un hombre de orden. Por eso, entre otras razones, preside la patronal catalana. Desde esa perspectiva ha recordado que al empresariado no le molesta el esquema de bipartidismo que ha vivido España desde la democracia. No se atrevió a decirlo, pero podría añadir alguna cosa más que sus colaboradores cercanos repiten a quien quiera escuchar: al final, tanto da; hemos entrado en una italianización de la política que poco importa quién gobierne. Las empresas, los trabajadores y los ciudadanos en general tienen su propia hoja de ruta…