Señores del PP, ustedes tienen la solución
El título es provocativo. Tiene varias lecturas. Pero el mensaje es claro. No se pretende que nadie se confunda. El PP, sí, tiene la solución para el conjunto de España. Depende de su capacidad para percibir el problema, y de su voluntad política de colaborar, pase lo que pase el 20 de diciembre.
Lo que ocurra tras las elecciones generales será determinante para España. O lo debería ser. Lo que se ha constatado en los últimos años es que el sistema político español, desde la transición, que ha sido positivo, ha llegado a un callejón sin salida. La crisis económica lo ha devastado todo, porque ha dejado en paños menores una forma de entender las relaciones políticas y sociales: mientras el dinero bajaba hacia el último rincón, se podía tolerar la corrupción. Es decir, y por poner el ejemplo de la Comunidad Valenciana: mientras el carpintero pudiera también aprovecharse del boom inmobiliario, sin trasladar el pago del IVA las administraciones, lo que ganara el promotor y la entidad financiera se podía perdonar. Pero cuando eso se acabó todos se vieron desnudos tras la marea.
La crisis económica, por tanto, de una intensidad desconocida, y una crisis territorial marcada por la mala gestión del Estatut en Cataluña –por parte de los partidos catalanes y del PP y del PSOE– ha desbordado el marco constitucional que exige una reforma.
De la ambición de esa reforma deberán dar cuenta en la campaña electoral todas las fuerzas políticas, pero es evidente que no se puede dejar todo tal y como está. Respecto a Cataluña se pueden pensar fórmulas distintas, desde una disposición adicional en la Constitución, a una reforma en profundidad, pero ni el más unionista en Cataluña menosprecia el hecho de que dos millones de personas hayan apostado en los dos últimos años por la independencia. Aunque el núcleo duro soberanista sea un millón de personas.
El constitucionalista Javier Pérez Royo es partidario de una reforma, pese a todos los problemas que intuye. En su libro La reforma constitucional inviable (Los libros de la Catarata, 2015) da cuenta de un cierto pesimismo. Los compañeros de Agenda Pública, que llevan meses analizando todas estas cuestiones, posibilitaron este jueves un debate interesante con Pérez Royo. Y la idea sigue muy presente: España no puede perder la oportunidad que le brinda las elecciones del 20 de diciembre.
Y aquí aparece el PP. Los dirigentes del PP deberían aceptar que es positivo «hacer algo». Es cierto que no cualquier cosa. Que antes de dar un paso siempre hay que analizar qué consecuencias tendrá. Pero el inmovilismo, o el ir siempre a la contra de los demás, es contraproducente.
Con la elaboración del Estatut ocurrió exactamente eso. El PP pudo tener razón, al entender que la reforma del Estatur era una reforma encubierta de la Constitución. Pero, contrariamente a lo que se ha divulgado luego, el PP no quiso participar en la reforma, lo que le hubiera posibilitado controlarla y fijar límites si se cometían excesos, ante la desesperación de Josep Piqué.
Ahora el PP debería colaborar. Si gana, para liderarlo, y si pierde el gobierno, para coprotagonizar el cambio. El PP tiene la llave. Si pierde las elecciones, o no puede gobernar, el PP será una minoría de bloqueo insalvable. Si actúa en esa línea la impresión será ya muy clara: no se puede hacer absolutamente nada en España, porque el PP siempre está ahí, y es imprescindible.
Todos deben colaborar, no se trata de quién gane. PP y PSOE, y los partidos que emerjan, sea Ciudadanos o Podemos, están llamados a mejorar el modelo que nació de la transición, justo ahora que se cumplen 40 años de la muerte del dictador.
Pérez Royo sostiene en su libro que la Constitución delimitó mucho el campo de juego para imposibilitar un estado federal, con una ley electoral, basada en la provincia, que beneficiaba a los dos grandes partidos, en aquel momento la UCD, que recogía buena parte del franquismo, y el PSOE. Ahora hay que completar el camino, no sólo por Cataluña, pero también por Cataluña.
El PP tiene la solución. No es un partido homogéneo. Hay voces que piden esa reforma. Para bien o para mal, todo está en sus manos.