Seis claves que decidirán el resultado del 23J 

En el próximo parlamento, los dos grandes partidos van a ocupar más de dos tercios del hemiciclo, dejando en torno a 100 escaños para que se los repartan Vox, Sumar y toda la galaxia nacionalista e indepentendista

Lo miren por donde lo miren, estamos en unas elecciones absolutamente atípicas. Y no me refiero solamente a su fecha de celebración, en plena canícula y con la mitad del país de vacaciones, que también, sino a una serie de elementos que hacen que, a pesar de que nadie dude a estas alturas de la victoria del Partido Popular, la contundencia de la misma puede abrir escenarios políticos absolutamente imprevisibles que van desde un plácido gobierno de Feijóo en solitario hasta una tormentosa coalición con Abascal y varios aguerridos ministros fundamentalistas y ultramontanos incrustados en el gabinete. 

Aquí tienen las seis claves que desde mi punto de vista definirán el resultado final: 

1.- El millón de socialistas cabreados con Sánchez 

Si miran ustedes bien la letra pequeña o las matrices de transferencias de datos que algunas de ellas hacen públicas, la cosa está clara: De toda la masa de ciudadanos y ciudadanas que en las pasadas elecciones votaron al PSOE, casi un millón ya se han pasado con armas y bagages al Partido Popular… pero hay otro millón que aún duda entre quedarse en su casa y acudir a las urnas a votar. 

No son votantes de Pedro Sánchez, son votantes PSOE, socialistas, jacobinos y socialdemócratas que a pesar de estar muy cabreados con el actual inquilino de Moncloa, ni siquiera se plantean votar a otro partido que no sea el del puño y la rosa. 

No son votantes de Pedro Sánchez, son votantes PSOE

A ellos y solo a ellos es a quien se dirige la campaña del PSOE, ya que si logran movilizarlos azuzados, el miedo a “la derecha extrema y la extrema derecha” podrían acercarse a los 120 diputados y bloquear la investidura de Feijóo. 

Nota: No parece probable que así sea 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su intervención en el acto de arranque de la campaña electoral del PSOE, este jueves en la Casa de Campo de Madrid. EFE/ Sergio Pérez

2.- El voto decidido 

A pesar de que en los últimos ciclos electorales la decisión de voto se ha ido retrasando entre buena parte de la ciudadanía, llegando incluso a producirse esta durante el mismo día de las elecciones, la cercanía de las pasadas elecciones municipales y autonómicas ha hecho que en esta ocasión la gran mayoría tenga su voto decidido mucho antes de acercarse a las urnas. Y este es sin duda un voto de cambio. 

La única incógnita es en qué porcentaje ese voto se materializará en las urnas el día 23 de julio. 

3.- El voto por correo 

Una derivada interesante sobre el voto decidido del que hablábamos en el anterior párrafo es el voto por correo, una posibilidad que, a pesar de ser masiva en otros países, en el nuestro, nunca ha sido mayoritaria… Hasta estas elecciones. 

Todos los datos que conocemos hasta este momento indican que el día 23 vamos a ir a un dato de voto por correo histórico que incluso podría acercarse a los 3 millones de sufragios emitidos por esta vía. 

Y no hace falta que les diga que ese voto por correo, al ser voto decidido, va a ser voto de cambio en un porcentaje mucho mayor que las urnas físicas. 

Una votante solicita el voto por correo en una oficina postal de Madrid. EFE/ Daniel González

4.- El voto útil 

Todas las encuestas conocidas hasta la fecha hablan con claridad de un proceso de concentración de voto en las opciones mayoritarias de cada bloque, estoy hablando de PP y PSOE, claro. 

La razón es evidente, el ciudadano quiere maximizar la eficiencia de su voto y para hacerlo la opción más sensata es votar al partido que más posibilidades tiene de gobernar dentro del bloque de sus preferencias. 

Y la consecuencia va a ser tremendamente visual, en el próximo parlamento los dos grandes partidos van a ocupar más de dos tercios del hemiciclo, dejando en torno a 100 escaños para que se los repartan Vox, Sumar y toda la galaxia nacionalista e indepentendista. 

El bipartidismo vuelve a ser sexy

5.- Las provincias medianas 

Olvídense de las grandes provincias que reparten muchos diputados, las cosas en Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla o Málaga están muy claras, allí el reparto de escaños es casi proporcional al número de votos recibidos. 

La pelea en estas elecciones va a estar en las provincias medianas, esas que reparten, 4, 5 y 6 diputados y en las que el último resto va a ser determinante, singularmente en Andalucía y Castilla y León

En muchas de ellas el último diputado se va a asignar por unos pocos centenares de votos, por lo que la pelea va a ser tan encarnizada que estoy seguro de que vamos a ver a algunos líderes políticos nacionales pisando capitales de provincia que ni siquiera sabían que existían. 

6.- El debate cara a cara 

Aclaremos las cosas, los debates a 5, a 7 o a 23 no son debates, son sucesiones de monólogos de escaso interés televisivo que difícilmente cambian de lugar un maldito voto, en cambio, los debates cara a cara entre dos candidatos que tengan posibilidades de gobernar sí que -en determinadas circunstancias- pueden producir algún corrimiento de tierras. 

No me refiero que vayan a convencer a un votante del PP de que se pase al PSOE o a la inversa, eso, desengáñense, ya no pasa; en cambio, lo que sí puede producir una estrategia de debate bien planificada es son dos efectos diferentes e igualmente interesante desde el punto de vista electoral:  

  1. Puede convencer a los votantes de otras opciones, singularmente de VOX y de SUMAR, de que lo más útil es votar a PSOE o PP 
  2. Puede convencer a un abstencionista poco motivado para que se acerque a las urnas. 

Y a eso y no a otra cosa a lo que deberían dedicarse con ahínco tanto Sánchez como Feijóo en su enfrentamiento televisivo. 

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