Se le apagó la luz
En España ya se observan los efectos de las políticas sectarias del Gobierno que afectan desde empresarios y autónomos hasta a las familias más humildes del país
No, no es la canción con la que Alejandro Sanz saltó a la fama hace 30 años por estas fechas. No es un homenaje al mejor cantante español de las últimas décadas, más bien es la definición de la situación en la que se encuentra el Gobierno de España y su Ministra de Asuntos Económicos en este arranque de curso político.
Tras la crisis de gobierno estival que supuso la salida de la mayor parte de los pesos pesados del ejecutivo de Sánchez para sostenerse cual funambulista unos meses más en el alambre, se las prometían muy felices. Y nada más lejos de la realidad.
Una serie de noticias, consecuencias la mayor parte de ellas de la ineptitud socialista, han sido las que han hecho saltar los plomos del gobierno que ya naufraga perdido entre eslóganes y lacerantes actuaciones como las mesas de diálogo o los consentidos homenajes al etarra Parot.
La luz, el pozo negro de los españoles
El gobierno ha sufrido un achicharramiento exprés, no se recuerda un ejecutivo que haya dilapidado tan pronto la ilusión que siempre genera un cambio, con un Ministro de Interior que sigue ofreciendo días de zozobra con sus continuas faltas de respeto a la Policía o Ministros como el de Agricultura o la de Función Pública desbordados en sus comparecencias en el Congreso de los Diputados, por no hablar de la ministra de Turismo que se autoproclamó líder mundial en el sector.
Pero sin duda lo que los españoles están sufriendo con mayor crueldad es la subida del precio de la luz durante los últimos meses. En una España post pandemia, con un gobierno que no ha conseguido aún seis meses después de aprobarlos que los 7000 millones de euros de ayudas a empresarios y autónomos les lleguen, se está viendo como el efecto de sus políticas sectarias e ideológicas de estos años en materia energética lo están pagando precisamente todos aquellos a los que decía que no iban a dejar atrás, todos esos 11 millones de familias españolas que están en el mercado regulado de la energía y esos millones de autónomos y empresarios que están viendo como sus márgenes se están estrechando al límite de lo insoportable por el incremento de la energía.
El problema no es menor. En el Congreso el PSOE lo intentó zanjar diciendo que era un problema global. Más allá de que es mentira, y de que es una forma zafia de evitar su responsabilidad, se ve agravado por cuestiones como la planteada antes: la incapacidad de este gobierno para conseguir que los 7000 millones de euros en ayudas directas que vendieron como la tabla de salvación llegue a los empresarios.
El Gobierno falta al respeto a los españoles
¿Alguien cree que con la luz un 268% más cara que hace 12 meses los autónomos de este país pueden hacer milagros? ¿Recuerdan cuando Sánchez pedía la dimisión de Rajoy por una subida del 8%? La falta de respeto constante y el desdén con el que se trata a los que cada día arriesgan todo con sus negocios choca de frente con su discurso buenista, vacío y falso.
La realidad es que los autónomos de este país vienen de una crisis espantosa, de una hibernación casi total de la economía y de un confinamiento de los españoles y más allá de ayudarles con préstamos, las ayudas directas prometidas no les llegan mientras pagan por sus innsumos casi el triple que hace un año.
¿Y que ha hecho el Gobierno durante todo este tiempo? Propaganda. Solo y exclusivamente publicidad, power points, planes, venta de humo y pirotecnia.
Mientras en España se pagan los cuartos impuestos más altos de Europa sobre la electricidad este gobierno durante meses, desde marzo , sostuvo que no podía bajar el IVA porque Europa no se lo permitía, para acabar bajándolo, de forma temporal y excepcional, sin que desde entonces el Gobierno haya planteado más medidas para sostener el precio en su parte de la factura, que es mucha, hasta que esta semana ha entrado como elefante en una cacharrería en el mercado eléctrico.
La ministra Calviño debe rectificar… o marcharse
Se le apagó la luz. El peor gobierno de la historia, en el peor momento no es que no sepa como solucionar el problema, es que llevando las cuestiones ideológicas e internas del gobierno de coalición al recibo de la luz está poniendo en jaque economías domésticas, autónomos y empresarios y a todo un sector.
La ministra Calviño, desaparecida durante esta crisis y dedicada únicamente a perder batallas internas con Yolanda Díaz debe asumir la responsabilidad de la deriva económica de este país, o marcharse. La ministra Calviño, con su imagen por los suelos en España y Europa debe asumir el reto de solucionar los graves desequilibrios que están generando en la economía nacional, o marcharse.
La ministra Calviño debe leer el proyecto de ley presentado por el Grupo Popular para bajar hasta un 20% el recibo de la luz, analizarlo y decidir si el problema se soluciona con las batallas ideológicas entre los miembros de su ejecutivo o con las medidas coherentes y eficaces del Partido Popular.
Ante la deriva de Sánchez, la radicalidad de sus socios, el naufragio de las políticas emprendidas y el riesgo evidente que tenemos de que los fondos europeos no sea suficiente para sostener nuestra economía y transformarla, nuestro país necesita liderazgo económico, necesita certezas, necesita capacidad de acuerdo, necesita todo lo contrario a lo que nos está ofreciendo Calviño a la que cada día se le pone más cara de Pedro Solbes y le quedan menos excusas para no irse. Se le apagó la luz.