¿Se atreverán a vetar primarias?
Ni en la peor de mis previsiones entraba, cuando escribí mi artículo de la pasada semana («Asesinato en el Comité Federal»), el lamentable y penoso espectáculo protagonizado durante todo el pasado sábado en la sede central del PSOE de la calle Ferraz de Madrid por el máximo órgano socialista entre congresos.
No entraré en detalles porque son de sobras conocidos. No obstante, añado con fundamento que las tensiones vividas en el exterior fueron muy inferiores a las que se produjeron en el interior de la sede.
Fue la materialización de un golpe insurreccional orquestado no solo por antiguos y actuales dirigentes socialistas sino urdido y en gran parte dirigido por los más importantes poderes fácticos tanto de España como del exterior. Poderes financieros y económicos, poderes políticos y especialmente mediáticos.
Bastaba seguir con atención las versiones sesgadas de lo que sucedía en Ferraz dadas por las grandes cadenas de radio y televisión españolas, así como por las ediciones digitales de los principales periódicos de nuestro país, para constatar hasta qué punto existía una casi unánime coincidencia en combatir al entonces aún secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, firme hasta el último momento en la defensa de su compromiso electoral de no facilitar una nueva investidura presidencial de Mariano Rajoy.
Se consumó el tan indeseado e indeseable «asesinato en el Comité Federal». La crisis socialista es de una magnitud sin precedentes, casi al borde mismo de la escisión de un partido más que centenario, que ha sido el artífice principal de la positiva evolución seguida por España durante las últimas décadas, con más de dos décadas al frente del Gobierno.
Una vez la heterogénea alianza montada contra Pedro Sánchez ha conseguido al fin descabalgarle del poder por haberse negado a ser un mero títere al servicio de quienes le auparon a la secretaría general, ¿se atreverán ahora a facilitar la investidura de Rajoy con la abstención total o parcial de los diputados socialistas?
¿Quién dará la cara, ante la militancia y también ante los votantes, para justificar una decisión que se da de bruces con todo lo dicho y prometido hasta ahora no solo por Pedro Sánchez y sus seguidores sino por decisión unánime del mismísimo Comité Federal del PSOE, ese que por amplia mayoría absoluta le obligó a dimitir al negarle la posibilidad de convocar con urgencia unas elecciones primarias y un congreso extraordinario?
La gran pregunta, el dilema decisivo al que deberá enfrentarse ahora el PSOE, una vez su recién creada comisión gestora se vea finalmente obligada a celebrar un congreso ordinario ya en 2017, será si alguien se atreverá a vetar la convocatoria de unas elecciones primarias para decidir quién debe ser su nuevo secretario general.
Porque si nadie se atreve a impedir la celebración de estas primarias, parece muy claro que la militancia socialista volvería a elegir a Pedro Sánchez como líder del PSOE. Y conviene tener en cuenta que en la mucho más que centenaria historia de este partido el único secretario general elegido por el voto de toda su militancia ha sido precisamente Pedro Sánchez.