Santi Vila y el modelo Urkullu en Cataluña
El consejero de Cultura del gobierno catalán, Santi Vila tiene una especialidad. Suele inquietar a sus compañeros de viaje, y el movimiento soberanista se pone de los nervios cuando lanza algunos de sus dardos de forma periódica. Vila forma parte del gobierno independentista que preside Carles Puigdemont, por lo que asume, le guste o no, el proceso soberanista y el camino hacia un referéndum unilateral, como pretende organizar el Ejecutivo de Junts pel Sí.
Sin embargo, tras la noche electoral en Euskadi y Galicia, Vila se descolgó con un comentario que ha provocado una enorme urticaria en su partido, el Partit Democràta Català, y en los intelectuales afines, como Pilar Rahola, que se encargó de reprocharle la aseveración. «En Euskadi, en Galicia…el electorado premia los perfiles centristas. ¿Comienza un ciclo nuevo? Ojalá, buena semana».
Es toda una declaración de intenciones, que refleja la posición incómoda de algunas personalidades en el seno del gobierno catalán. El mensaje a Santi Vila sería evidente. Si no está de acuerdo con el camino que se sigue en su partido, y en el gobierno catalán, lo mejor sería dejarlo. Pero también evidencia que se presta para liderar un nuevo rumbo en su propio partido.
El modelo del lehendakari Iñigo Urkullu gusta especialmente a una parte de los dirigentes de la ex Convergència, que nunca acabaron de entender por qué esas prisas hacia la independencia, sin tener ninguna garantía de cómo podía acabar. El argumento de los independentistas es que el modelo de Urkullu, que no quiere saber nada por ahora de movimientos soberanistas, no sirve porque Euskadi goza del concierto económico.
Pero eso, que es cierto, no explica todo lo que ocurre en el País Vasco, que no se ha distanciado de la parte de la sociedad que ha sufrido más con la crisis, por la propia seña de identidad socialcristiana del PNV.
En todo caso, esa meta, la de lograr un concierto económico, con un cupo solidario –ese es el meollo del asunto, no la propia fórmula del concierto— podría haber sido un denominador común de todo el arco parlamentario catalán. Se intentó, pero nunca de forma constante, buscando apoyos transversales, ofreciendo fórmulas transitorias, o tratando de lograr acuerdos con otras autonomías.
Vila está a tiempo. Si cree que el camino es el de los «perfiles centristas», tendría la posibilidad de ayudar a rehacer ese espacio catalanista, liberal, cercano a las tesis del PNV. ¿Porque con esas reflexiones, qué hace en el PDC? Si la política catalana está en plena transformación parece lógico que cada uno se ubique en el espacio en el que cree. ¿O no?