Media campaña electoral ya forma parte del pasado (¿yupiiiiiiií?). Lo cierto es que nos está gustando: es inesperada. Nada tediosa. Marchosa. No va de programas ni de promesas. Dudamos, incluso, de que la cosa tenga que ver con la ideología. Por el contrario, esta contienda sirve para que afloren las personalidades –virtudes y carencias— de los dos principales aspirantes. Y, bajo ese punto de análisis, al PSOE se le está haciendo larga.
Esta semana solo le ha salido bien la entrevista que un tarotista hizo a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Allí demostró tener más reflejos que su jefe, Pedro Sánchez, en el fatídico cara a cara del lunes. ¡Qué mal ajo van a arrancar! Hasta los sindicatos dominantes en Correos (UGT y CCOO) se ponen del lado de Feijóo: “Fue un gran presidente (de Correos, entiéndase)”.
Ni Pedro, ni Sánchez. Ni Nadia, ni Calviño. Ni José Félix, ni Tezanos. Ni Patxi, ni López. Ni Pere, ni Navarro… Nadie atina en el PSOE, salvo Montero, que se lo está pasando pipa. Así va José Luis Rodríguez Zapatero con la lengua fuera. Ni Àngels, ni Barceló. Ni siquiera funcionan al PSOE los orbitales mediáticos, cuyas proclamas no duran, como dirían antes de Internet, “ni un telediario”.
El próximo episodio de ‘La Plaza, con Juan García’ se grabará el 24 de julio. Será un especial para analizar los resultados de las elecciones. Así que, en la tira de este viernes, expresamos los deseos. Un presidente fuerte, con capacidad no solo para tomar decisiones del día a día, sino para bañar al país con una lluvia de sentido común que acabe con el frentismo, el clientelismo y el deterioro institucional.
Si de paso pone patas arriba la vida interna de los partidos para acabar con las estructuras verticales y las subvenciones, mejor que mejor.