La militancia del PSOE se subleva contra la gestora, los barones y los notables

Sánchez ha sido capaz de imponerse al aparato del partido, pero debe ahora afrontar cómo logra el nuevo PSOE del que habla

Un exultante Pedro Sánchez se presentó, poco después de las once y media de la noche, arropado por quienes le han apoyado en estos largos nueve meses, para anunciar la creación de un “nuevo PSOE” a partir de mañana. Después de agradecer a Susana Díaz y a Patxi López su participación en el proceso de primarias, ha lanzado un guiño a los doscientos mil militantes del partido –“hayan votado a quien hayan votado”- para sumarse a una organización de todos los afiliados. Del nuevo PSOE las únicas pistas anunciadas es que será el PSOE de los militantes y un partido de izquierda.

Sus primeras palabras han sido para anunciar una oposición útil contra los recortes del PP y la corrupción. Interpretar el concepto de útil no es tarea fácil en estos momentos.

Llamamiento a la unidad sin referirse en ningún momento a los otros dos candidatos. Ni a ningún proceso de integración de los perdedores. Llamamiento también a los votantes socialistas y a aquellos que siendo de izquierda no le votaron en los anteriores comicios.

Pocas pistas de cómo se propone recorrer el tramo que hay hasta el próximo Congreso Federal, en donde como indican los estatutos, la Comisión Gestora tendrá que seguir ejerciendo sus funciones hasta que se constituya la Mesa del Congreso, momento en que quedará disuelta.

Lo insólito es cómo ha ganado Sánchez con todo el aparato en contra

De momento, el nuevo secretario general, que renunció a su acta de diputado para no tener que abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, tiene el apoyo de solo una quincena de los diputados de los ochenta y cinco que forman el grupo. Si bien es cierto que la tradición de disciplina en el grupo parlamentario solo se ha roto por los seguidores de Sánchez en la votación de investidura de Rajoy, lo previsible es que no se le presenten problemas.

Antonio Hernando, poco después de conocerse los resultados, ha presentado su renuncia como portavoz del Grupo Socialista en el Congreso. Abriendo la incógnita de cómo se resolverá el nombramiento de su sucesor que formalmente tendrá que llevar a cabo la Comisión Gestora.

Se ha producido una situación insólita en el PSOE, donde un secretario general que presentó su dimisión en el Comité Federal, ha sido relegido teniendo enfrente al aparato del partido, a todos los anteriores secretarios generales y a los presidentes de gobierno.

Acompañado de un pequeño grupo de sus antiguos dirigentes, fue capaz de tejer una red entre militantes que le ha permitido derrotar contra pronóstico a la presidenta de Andalucía y secretaria general en esa comunidad autónoma.

En juego está el tipo de oposición que ejercerá Sánchez con Rajoy

Pocas pistas de cómo va a ser el día después de su aterrizaje de nuevo en la sede de Ferraz y como va a gestionar este periodo en donde se elegirán por el método tradicional los compromisarios en el Congreso que tendrán que elegir a la nueva comisión ejecutiva y al Comité Federal, en donde los secretarios regionales tendrán mucho que decir.

Con una diferencia de diez puntos sobre Susana Díaz, Pedro Sánchez tendrá que decidir si de verdad pretende una integración que reconstruya la unidad y que parte del poder está dispuesto a repartir con el cincuenta por ciento, contando los votos de Patxi López, que no le han apoyado.

¿Cómo va a ser la oposición útil a Mariano Rajoy? ¿Qué posición va a adoptar en la moción de censura que ya ha presentado Podemos?

¿Cómo será el proceso de congreso regionales en todas las comunidades autónomas cuyos dirigentes han estado enfrente?

Pedro Sánchez está solo en la inmensa compañía de la mayoría de los militantes que le han apoyado. ¿Cómo pretende organizar ese nuevo PSOE carente de estructuras orgánicas afines?

Patxi López en una comparecencia previa a la de Sánchez se ha limitado a felicitar al nuevo secretario general invocando la necesidad de unir al partido.

Susana Díaz, que reflejaba la dureza de la derrota que ha sufrido, ha hablado en todo momento de la necesidad de volver a hacer fuerte al PSOE, pero sin mencionar ni una sola vez al ganador y anunciando su disposición a servir al PSOE. Correcta, pero sin aspavientos.

Lo primero que deberá esclarecer Sánchez es qué grado de colaboración quiere tener con sus oponentes

Con esos mimbres, el nuevo secretario general tiene por delante muchas decisiones. Y lo primero que tendrá que averiguar el grado de colaboración que va a encontrar en todos los que ha tenido enfrente y que también dependerá de las ofertas de colaboración que realice.

No es momento de profundizar en las claves de esta victoria de Sánchez contra todos. Lo que está claro es que ha sido capaz de movilizar la extraordinaria indignación de la mayoría de los militantes con la decisión de permitir con la abstención la investidura de Mariano Rajoy sin analizar las consecuencias de unas nuevas elecciones.

Los militantes han elegido un cambio que solo está definido con las promesas de participación directa en la dirección sin conocer las claves que definirán ese nuevo partido que va a sustituir al PSOE que conocíamos hasta ahora.

A estas horas de la noche, recién producida la intervención de Pedro Sánchez celebrando su victoria, no resulta fácil establecer vaticinios de un proceso complejo, no necesariamente rápido que tendrá graves repercusiones en la política de España.