Sánchez huye de Madrid

Sánchez ya ha dado por perdidas las elecciones madrileñas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asiste a un acto de campaña del PSOE para apoyar al candidato socialista a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, en Getafe, este domingo. EFE/ Chema Moya

¿Cómo lo sé? Pues es muy fácil, tras dos semanas en las que su hiperactividad mitinera y mediática no dejó espacio alguno para que Angel Gabilondo cogiese algo de color a la luz delos focos, Sánchez se ha borrado de la campaña madrileña.

Ya no está, no aparece, no quiere saber nada de Madrid. Ni mítines, ni entrevistas, ni comparecencias ni ná de ná; de pronto es como si se hubiera convertido en un independentista de ratafia, barretina y virulai, todo lo que suene a Madrid le produce urticaria.

Tras ningunear y mandonear todo lo que ha querido y más en la campaña del PSOE madrileño, en la que han decidido hasta el color del pijama de Angel Gabilondo, el resultado se presume tan desastroso que Sánchez no quiere que le alcance ni uno solo de los cascotes que va a producir el derribo.

Y es que el desastre de los socialistas en Madrid es de tal magnitud que después de ser con claridad primera fuerza en esta región hace dos años, van a ser doblados por el Partido Popular y se encuentran ante la tremenda tesitura de que ni siquiera tienen asegurada la segunda posición gracias al empuje de Más Madrid, el partido de Iñigo Errejón y la animosa Mónica García, una perfecta desconocida.

Una deriva hacia la izquierda

Sánchez ha ido de error no forzado en error no forzado en la campaña: Comenzó tratando de hacerse con el voto de centro ante el desplome de Ciudadanos, una empresa condenada de antemano al fracaso, y ha terminado entonando el “No Pasarán” y la “Alerta antifascista” de la mano de Pablo Iglesias ante el estupor de unos votantes, los socialistas, que no han visto un fascista en su vida fuera de las televisiones.

La campaña ha sido un despropósito de tal magnitud, que cerca de 100.000 antiguos votantes socialistas madrileños, se van a pasar con armas y bagajes a las filas populares. Titánico.

Así las cosas y sabiéndose humillado electoralmente, a Sánchez no le ha quedado otro remedio que activar el plan de emergencia para que la hecatombe madrileña no se extienda al conjunto de España, que no es otro que tratar por todos los medios que Isabel Díaz Ayuso no consiga un escaño más que la suma de todas las izquierdas.

Sánchez quiere unir en el ideario madrileño a Ayuso con Vox

Se lo voy a explicar: Si Ayuso consigue sacar mayoría absoluta o simplemente un diputado más que el bloque de izquierdas, no necesitará del voto favorable de Vox para su investidura, y eso es lo que quiere evitar Sánchez a toda costa para tratar de unir en el imaginario colectivo nacional al Partido Popular con los nacionalpopulistas de Vox, un partido que sigue siendo radiactivo para la mayoría de los españoles.

Por lo tanto, prepárense para asistir esta última semana a alguna performance de esas con las que suele deleitarnos el ministerio de las ocurrencias monclovita, con gran profusión de fuegos de artificio y doble ketchup, para polarizar aún más si cabe a la sociedad madrileña y aumentar la bolsa de votos de Vox a la vez que se reduce la del PP.

El problema es que para que eso suceda no les va a bastar con poner a Santiago Abascal en portadas de periódicos, teles o radios, dado el hastío del ciudadano madrileño medio, van a tener que hacer un esfuerzo extra para que también salga en las las cajas de antidepresivos, en las de condones o en las de cereales, y eso, amigos, es un poco más complicado.

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