Sánchez lanza la campaña tándem: PSOE-Sumar o PP-Vox
La presentación de las elecciones como una confrontación de bloques es un cambio estratégico de enjundia que favorece a Sánchez
Pasó la semana grande de Tamames y la moción de censura, contra pronóstico, si ha dejado cambios de calado en la política española. Desde 1977 hasta 2019 en las elecciones generales los partidos presentaban candidatos a presidente del Gobierno, en las de diciembre de este año ya no será así. Yolanda Díaz al frente de Sumar es candidata a vicepresidenta de Pedro Sánchez. El gobierno de izquierdas, nada amante de la tauromaquia, utilizó el ruedo del congreso para dar la alternativa a Yolanda Díaz y Pedro Sánchez fue el diestro que apadrinó a la actual vicepresidenta.
La política española entra en una nueva fase mucho más parecida a la italiana donde los partidos se presentan por separado, pero forman bloques con pactos preestablecidos antes de las elecciones. Meloni, del derechista Fratelli de Italia, se presentaba en un bloque con la ultraderechista Liga de Mateo Salvini y el centro derecha de Forza Italia liderado por Berlusconi. Una vez están los resultados encima de la mesa se cierra el pacto en función del apoyo obtenido por cada partido. Los votantes de Salvini y de Berlusconi eran conscientes en el momento de votar que estaban eligiendo a Meloni como primera ministra.
Pues Sánchez ha aprovechado la moción de censura para inventar las candidaturas por bloques a la italiana. Quien vote al PSOE le vota a él, pero quien vote a la vicepresidenta más quiqui del Gobierno también lo vota a él. En Sánchez siempre hay un porqué malvado, así que debemos preguntarnos ¿Dónde está el truco? ¿Por qué Sánchez proyecta, da cancha y apoya a un adversario en su mismo espacio político?
Las encuestas presentan una brecha importante entre el actual presidente y el aspirante Feijóo quien ha crecido captando el voto de Cs. Estos votantes centristas recelan de Vox y esa es la flaqueza de Feijóo. Sánchez insiste una y otra vez que votar a Feijóo es votar Vox y, por lo tanto, necesita unas elecciones que rompan el esquema clásico de partidos con candidato, donde lo tiene perdido, para pasar a un modelo de bloques. PSOE-Sumar vs PP-Vox.
La presentación de las elecciones como una confrontación de bloques es un cambio estratégico de enjundia que favorece a Sánchez. Yolanda Díaz tiene buena valoración como candidata, hace irrelevante al muy desprestigiado e incómodo dúo Montero-Belarra y acentúa la idea del tándem al otro lado entre PP y Vox. La jugada es políticamente buena.
La primera persona del PP que ha caído en la cuenta de la nueva de la nueva tela de araña que ha tejido Sánchez es Isabel Díaz Ayuso que en la última sesión de control de la Asamblea de Madrid oficializo su alejamiento absoluto de Vox diciéndole a la líder de Vox en la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio: “Que cada cual siga su camino, usted no me arrastrará a mí”.
Díaz Ayuso aspira a la mayoría absoluta y puede permitirse el lujo de alejarse de Vox, los primeros que desean su reelección son los votantes de Vox en la Comunidad de Madrid pero en el resto de España los populares no pueden lanzarse a la yugular de los de Abascal por tres motivos: el primero es que sin ellos en muchos lugares las victorias sin mayoría que las encuestas apuntan que obtendrá el PP serían estériles, el segundo es que si el PP se centra en Vox el PSOE sale ganando y el tercero es que si los populares dinamitan todos los puentes con Abascal, tal como hizo Casado en su día, la formación de un gobierno tras las elecciones de diciembre será imposible.
A Feijóo le interesa unas elecciones clásicas, él versus Sánchez, y el presidente ha roto el tablero planteando una campaña por bloques, si su relato se impone, se aleja el cambio en Moncloa.