¿Saldrá Fainé de caza tras las pruebas de la banca española?

Los test sobre la solvencia de la banca europea han dejado un buen panorama en el sistema financiero español. Aprueban todas las entidades, unas con mejor nota que otras, y salvo Liberbank pasan la prueba en conjunto. Incluso Liberbank ya ha realizado la ampliación de capital que necesitaba para aprobar, con lo que podríamos dar por finalizada la fase de preocupación sobre el escenario de las finanzas españolas.

Se da la paradoja de que después de todos los procesos de ajuste, la entidad con mejor situación de solvencia sea Catalunya Caixa, hoy en manos del BBVA. Es obvio que las inyecciones de dinero público que recibió del Gobierno han sido un bálsamo para las maltrechas finanzas que dejaron allí Antoni Serra Ramoneda, Narcís Serra y Adolf Todó, en ese orden. Y también una forma de conocer que lo que pagó el banco que preside Francisco González por la caja de ahorros catalana acabará siendo otro de esos regalos que los grandes se han llevado del mar revuelto que han vivido esas instituciones financieras.

 
Con la tranquilidad de la solvencia del sector ya superada, ahora toca ‘colocar’ a Liberbank y a Bankia entre los grandes 

¿Está acabado, pues, el mapa financiero español? Seguramente, no. Quedan algunas cosas en el aire y uno sospecha que Caixabank tendrá un papel protagonista en ambas. Por un lado, está la citada Liberbank (la suma de Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria), que un día u otro dejará su actual independencia para integrarse en un grupo bancario de mayor dimensión, y por otro está el futuro del banco nacional, Bankia, la entidad que hoy pilota José Ignacio Goirigolzarri y del que, en uno u otro momento, el Gobierno intentará desprenderse para recuperar el máximo posible de la inversión empleada en su rescate.

No sólo por filosofía liberal en lo económico, sino incluso por marketing político: Rajoy venderá Bankia. Hacerlo tapará alguna de las bocas que día sí y día también se escandalizan con los fondos públicos destinados a una entidad que en un tiempo récord está ganando dinero y retornando una parte de los préstamos públicos.

Porque una cosa es lo sucedido, y el escándalo de las tarjetas, sus dirigentes, las canalladas y sinvergonzonerías vividas, y otra es el banco, sus trabajadores y usuarios. Son cosas que en el futuro irán disociadas por más que hoy el lógico cabreo de la opinión pública tenga puesto el foco en la operación de salvamento.

Es justo en ese marco que, a día de hoy, todavía está por completar el mapa bancario de España. Y Liberbank –pese a que el consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, diga lo que corresponde decir en público– podría acabar en el perímetro de la entidad catalana. Incluso, Bankia. Dirán que eso es caza mayor, pero lo cierto es que las complementariedades son notables y es posible que Isidro Fainé haya comenzado el rastreo de sus posibles y futuras piezas.