¿Sabías que eres una marca?
Una de las frases más conocidas de Margaret Thatcher es que si nuestra única oportunidad es la de ser iguales, no es una oportunidad. Te pregunto qué tienen en común la ciudad de Santiago, Cristiano Ronaldo y las zapatillas Adidas. Seguro que ya tienes la respuesta, no hay duda: todos son marcas. Pero tú también eres una marca, tu propia marca-persona, integrada por cómo eres, por cómo te ven los demás, por tu formación, tu estatus social, tu vida pública y privada, tus relaciones sociales y laborales, tus actitudes, tus competencias y tus habilidades.
Las marcas ya no se limitan a comunicar los beneficios de determinados productos o servicios, sino que hoy en día miramos el mundo con ojos de consumidores y asociamos lugares, personas y cosas con determinados valores, en función de los cuales decidimos si nos interesan o no y, en ese sentido, creamos y nos formamos la imagen del otro para nosotros mismos y para transmitir a los demás.
En algunos casos, la propia marca personal va más allá del valor profesional y se convierte también en un activo económico. Pensemos, por ejemplo, en las celebrities (las personas que son una marca en sí). Isabel Preysler es el icono de la marca-persona en España. Su figura transmite elegancia, buenas maneras, sentido protocolario o inmanencia y, por consiguiente, las marcas a las que todos la asociamos se han insertado en nuestra mente con esos mismos valores.
La marca personal es la manera de clarificar y comunicar aquello que nos hace diferentes y especiales –y de emplear esas cualidades para guiar nuestra carrera o tomar nuestras decisiones -. Se trata de comprender cuáles son los atributos –fortalezas, debilidades, valores y pasiones- que nos hacen únicos y de emplearlos para diferenciarnos de nuestros competidores y de nuestros iguales. Eres el cocinero que hace los mejores asados de la ciudad o el carpintero que mejor moldea la madera. No eres uno más. Define tu diferencia y transmítela a los demás. Solo así te verán distinto, como alguien que aporta valor y no como uno más de muchos. Piensa por un momento cuántas personas conoces que pueden hacer lo mismo que tú u ofrecer los mismos servicios. Te puede tocar, por puro azar, pero vete a lo seguro. No seas uno más del montón, diferénciate y comunícalo.
José Sixto es director del Instituto de Medios Sociales