Rodés y Antich, un medio para el independentismo
La oferta y la demanda. La economía manda y los medios de comunicación no pueden permanecer ajenos a esa máxima. Las empresas periodísticas siempre han arrastrado un viejo dilema, que han asumido con mayor o menor eficacia: deben ser rentables, pero también deben responder –no todos quieren hacerlo, claro—a un proyecto político y económico concreto. No se trata de siglas –la prensa de partido queda lejos, afortunadamente—sino de modelos de sociedad.
Y en Cataluña la evolución política de los últimos años ha provocado cambios, y los puede acelerar a corto y medio plazo, en el mapa mediático. Una de las relaciones importantes que se ha establecido ahora es la de Ferran Rodés, presidente del diari Ara, con el director de El Nacional, José Antich, ex director de La Vanguardia.
Antich se ha convertido en uno de los asesores de Rodés para analizar el mapa mediático y estudiar cómo se puede lograr un gran medio en el ámbito digital –sin renunciar al medio impreso, pero en un papel secundario—que acompañe a la sociedad catalana en la defensa del soberanismo.
Ahora bien, ese soberanismo ya será distinto al que se ha conocido hasta ahora, desde las manifestaciones independentistas que arrancaron con la Diada de 2012. Antich puso en marcha El Nacional, tras dejar La Vanguardia, con la esperanza de liderar el pulso soberanista, al calor de los gobiernos de Convergència de los últimos años. Pero las cosas cambian. Primero, la competencia es dura. Existen otros medios, que se han ganado la confianza de sus lectores trabajando duro.
Y, segundo, la dinámica política ha comportado nuevos liderazgos, como el de Oriol Junqueras, que no deja en los últimos meses de autodefinirse, ante las cúpulas empresariales, mediáticas y sociales de Cataluña, como el nuevo interlocutor con los gobiernos centrales. Prueba de ello son sus entrevistas recientes con Cristóbal Montoro, Soraya Sáenz de Santamaría y Luis de Guindos.
El líder de ERC les recuerda, a esas cúpulas, que su partido será el gran referente. Junqueras es independentista, pero quiere acompasar el proyecto en función de las posibilidades reales. Y no renuncia a la negociación y al pacto. Lo mismo querrá protagonizar ahora el nuevo partido que surja de Convergència, con el apoyo de Artur Mas.
La consigna del independentismo es recuperar el brío, pero desde el pragmatismo. Y en esa lucha también estarán los medios de comunicación, para apoyar-recoger, –desde el campo del nacionalismo— a los lectores-electores que deseen ir en esa dirección. Máxime cuando se comprueba que la estabilidad de Junts pel Sí está muy cuestionada, con el papel imprevisible de la CUP.
Antich, aunque ha hecho gracia a algunos republicanos tras su salida de La Vanguardia, no es santo de devoción de Esquerra, porque le reprochan su complicidad con Artur Mas en los últimos años.
Rodés, que impulsó el diario Ara para protagonizar un cambio social que veía venir, es consciente de que, a pesar de esa transformación, la sociedad catalana no quiere rupturas bruscas, además de que ha comprobado que el independentismo sigue sin ser mayoritario.
Está por ver, sin embargo, cómo se concreta esa relación. Y si El Nacional y el Ara pueden llegar a acuerdos. Pero las cosas se mueven, en los medios y en la política catalana, aunque se podría decir al revés: algo se mueve en la política, y se reflejará en los medios, siempre que el mercado lo apruebe, claro.